Con rapidez Diana se reincorporó de aquel violento empujón, tomó su espada rápidamente y atacó a los hombres nuevamente, aunque ahora que los contaba eran 4, 1 había caído al barranco y el otro... ¿en dónde estaba?
Como llamada por la luna en ese momento Diana desvió la mirada un segundo a donde los niños permanecían, ahí estaba el hombre que faltaba, iba a por ellos.
—¡Sahi, Sashi!. — Llamó Diana solo para asegurarse que los niños siguieran ahí.
—Tía Diana. — alzó un poco la voz el gemelo más grande, sin embargo, parecía que estaba con la voz quebrada.
La matriarca golpeó a uno de los hombres que la retenía y corrió para ver a los niños.
—¿Buscas esto? Me pregunto cuando me darán por venderles unos niños a los hombres de las fronteras. — El hombre se inclinó para poder tomar el brazo con el que Sahi se sostenía de la raíz del árbol cercano.
—Niños... ¿Por qué no le enseñamos a estas personas a no meterse con la tribu de los lunari? — Murmuró la mujer de cabellos blancos mientras daba un golpe más a uno de los hombres que amenazaba con volver a levantarse.
—Pero... Nonna dice que. — Sashi se vió interrumpido cuando el hombre sacó una cuchilla y rápidamente comenzó a cortar la raíz pues, aunque era fuerte, así como larga se veía realmente que era frágil ante las herramientas humanas.
Diana corrió para embestir prácticamente al hombre y así tirarse boca abajo para alcanzar a los niños
—Saquen las alas, con ellas traten de impulsarse. — Ordenó, pues, aunque se estiraba más no podría alcanzarlos totalmente, temía por que los tres cayeran y entonces no habría mucho remedio.
—Pero no podemos hacerlo frente a los humanos. — Sahi parecía tener miedo, y aunque trataba de impulsarse para alcanzar a su tía el peso extra de su hermano lo hacía tambalear.
—Caeremos si no obedecemos.
—De todas maneras, no sabemos volar aún.
—Entonces podemos aprender ahora, hermanito. —
Con algo de miedo mal contenido el gemelo más pequeño asintió a lo que decía su hermano, en medio de una pequeña estela de luz medianamente tenue el par mostró su forma hibrida la cual tenía ya rastros más marcados de reptil y no totalmente humanos.
Sahi estiró la cola para afianzar el agarre de su hermano rodeándole por la cintura, y ambos, en una coordinación no planeada utilizaron las garras para poder sostenerse de las piedras, aunque tuvieron cuidado pues estas estaban en su mayoría sueltas y eso podría ocasionar que cayera.
—Muy bien niños, ya casi llegan, solo unos metros más. — Alzó un poco la voz Diana mientras trataba de estirar la mano.
Sashi dio un vistazo a la mujer, pero uno de los hombres volvió a levantarse, el niño no pudo hacer mucho pues al instante el hombre empujó a la mujer, parecía que nuevamente iban a pelear, solo que Diana se veía más cansada a este punto.
—Tía Diana...— Murmuró Sashi y sin pensarlo más tiempo se jaloneó un poco para tratar de alcanzar cima, aunque faltaba aún bastante para ello, intentó un par de veces más, claro que al hacer esto se llevó a su hermano consigo,
—Piensa en la forma en que ocuparás tu piedra, Sashi, La obsidiana de trueno es un catalizador natural para aquellos que poseen magia, tu hermanito puede necesitar de tu piedra, y en unión serán más fuertes... no tengan miedo de intentarlo, si sientes que la fuerza de tu piedra te consume Sahi puede ayudarte a curar tu interior... ustedes son uno, sus habilidades funcionarán mejor si permanecen juntos como hasta ahora. —
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El dragón de Obsidiana
FantasySett, un dragón mitad humano es atacado por un pueblo de magos que lo deja mal herido, por suerte se topa con Alune y Aphelios, miembros de un pueblo vagante que ayuda a las criaturas mágicas como él.