Capitulo 1: Parte 32: Los Cristales Lumínicos

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Ya habiendo pasado varias horas, Kerim se despierta un poco mas descansado. Al levantarse y sentarse en la cama, este ve la caja de su abuelo a su lado y recuerda todo lo que había pasado. No había sido un mal sueño, había sido realidad. Con un nudo en la garganta, Kerim se para de la cama, organiza todo dentro de la caja de su abuelo y la coloca en su bulto de espalda. Kerim no sabia si allá fuera era día o noche, ni tan siquiera, que hora era, pero de lo que si estaba seguro era de que tenia hambre, así que este, saco unos bocadillos que había empacado en su bulto y procedió a comérselos sentado en el borde de la cama mientras pensaba. 

"Si no hubiéramos encontrado ese cadáver en el patio y mi padre hubiese huido con el, yo no estaría aquí y no hubiera descubierto a las criaturas ni la verdad sobre mi abuelo, es increíble", pensaba Kerim mientras terminaba su bocadillo. 

Al terminar de comer, Kerim procede a prepararse, este toma el revolver de su padre y se lo coloca en el área del pantalón, para así poderlo tener accesible en caso de que lo necesitase. Luego, este toma la navaja de su abuelo y la coloca uno de los bolsillos de su pantalón, la linterna la toma en una de sus manos y procede a salir de la habitación. Ya fuera de la habitación  y pasando los casilleros, el pasillo solo tenia dos direcciones, una de ellas era por la cual Kerim había venido hace unas horas a la derecha y a la izquierda estaba el camino que todavía este no había investigado. Tomando un gran suspiro, Kerim procede a ir hacia la izquierda, necesitaba seguir buscando a su padre. Mientras este caminaba, se podían escuchar los chirridos de las rata y los murciélagos, el eco de los pasos de Kerim se escuchaba por el pasillo y la luz de la lampara alumbraba solo unos pequeños metros alrededor de Kerim. 

Tras varios minutos de caminar, Kerim ve una luz al final del pasillo, era una luz blanca y muy potente, ¿seria la salida?, ¿habrá encontrado una forma de salir de esta horrible cueva?. Acelerando sus pasos, Kerim llega hacia la procedencia de la luz, y para su sorpresa, donde Kerim había llegado era especie de cueva dentro de la mina, una cueva la cual estaba llena de vagones de minería los cuales contenían cantidades enormes de cristales lumínicos, como aquellos que había visto Kerim cuando cayo a la sub-mina. 

"Los mineros habían recolectado todos estos cristales lumínicos, pero ... ¿porque nunca se los llevaron?. Hay demasiados aquí", dijo Kerim mientras entraba a la cueva. 

Al pasear cerca de los cristales, Kerim no salia de su asombro, habían cientos, probablemente miles de cristales dentro de vagones los cuales nunca llegaron a ver la luz del sol. Kerim, procedió a acercarse a uno de estos vagones, al estar lo suficientemente cerca, Kerim comenzó a tener unas ganas increíbles de tocarlos, este se encontraba hipnotizado por su belleza y brillo, solo quería tocarlos. Suavemente Kerim comenzó a extender su mano para así poder tocar uno de estos cristales, sus pupilas cada vez se hacían mas y mas grandes, era como si estos lo llamasen. Ya solo faltaban unos cuantos centímetros para que la mano de este los tocase, cuando, de repente, Kerim escucha un grito que lo hace despertar del trance. Era el grito de una de las criaturas.

Rápidamente, Kerim se esconde tras uno de los vagones y apaga su lampara de gas para así no llamar la atención. Callado y sin mover ni un solo musculo, Kerim solo escucha y observa, la cueva era lo suficientemente grande como para que este no fuera visto tras el vagón. Los gritos se escuchaban mas y mas cerca cada vez. Al cabo de unos segundos, Kerim vio como tres criaturas corrían en sus cuatro patas por las paredes de la cueva, había mas de una criatura y podían caminar sobre las paredes! 

"Hay más de una cosa de esas, no lo puedo creer, esto es horrible!", pensaba Kerim mientras trataba de controlar el pánico que este estaba sintiendo. 

Sudor frió bajaba por la frente de Kerim, una sensación de nausea le revolvía el estomago. Paralizado, Kerim solo pensaba como saldría de ese lugar, este estaba muy bien iluminado por los cristales, seria imposible salir sin que las criaturas lo vieran. Este tendría que esconderse hasta que estas se marchasen, no quería volverse a enfrentar a una de estas cosas y mucho menos a tres. Sabia que este no sobreviviría si alguna de estas notaba su presencia. 

La agilidad con las que estas criaturas corrían en sus cuatro patas por las paredes era impresionante. Su movimiento era muy veloz, estas se movían y cambiaban direcciones muy rápidamente. Por unos segundos Kerim pudo ver el comportamiento de estas, pudo ver como estas se movían y como se comportaban entre si. Al observarlas, Kerim pudo notar como estas, en ocasiones, se chocaban unas con otras y aveces estas criaturas chocaban con algunas estalactitas haciéndolas caer como proyectiles al suelo. Pero... ¿a que se debería?, Kerim había visto como aquella criatura se movía en el bosque mientras lo acechaba en la oscuridad... ¿como es que ahora estas tienen tanto problema para desplazarse?.

Kerim continuaba mirando estas criaturas fijamente, parecía que estas trataban de esconderse en los lugares donde la luz de los cristales no llegaba muy bien, en huecos y esquinas un tanto oscuras. Tal vez... ¿a las criaturas no les gustaba la luz?, esa era la única razón que le venia a la mente a Kerim, por la forma de estas comportarse. 

"Tal vez, estas criaturas no puedan ver bien en los lugares iluminados, tal vez estas solo pueden ver bien durante la noche y en la oscuridad", pensaba Kerim mientras miraba a estas criaturas gritar y correr por las paredes;

Esto hacia mucho sentido para Kerim, por esto era que estas solo salían en la noche y por esto era que se escondían en las cuevas y minas, para así estar lejos de la luz y del sol. Kerim siguió observando como estas criaturas una a una se iban metiendo por el pasillo el cual Kerim había venido hace unos minutos atrás. 

Al cabo de unos minutos, Kerim procedió a levantarse de detrás  del vagón. Este sintiendo un gran alivio al ver como esas criaturas se marchaban. Pero, en su interior, este tenia miedo, el saber que había más de una criatura le hacia la piel de gallina. Iba a ser más complicado de lo que pensaba el buscar a su padre. Este se encontraba en una mina llena de criaturas las cuales podían acabar con su vida en un segundo. Era una trampa mortal.

Tras incorporarse nuevamente, Kerim mira sus opciones, solo habían dos caminos, el camino por el cual las criaturas habían llegado, o el camino por el cual este había venido. Sin pensarlo mucho, este comenzó a caminar hacia el camino por el cual las criaturas habían llegado. Al casi salir de ese lugar, Kerim se detiene y mira por encima de su hombro hacia los cristales lumínicos, este tenia muchas ganas de tomar uno y llevarlo consigo, algo sobre estos cristales le llamaba muchísimo la atención. Kerim, recordó la sensación extraña que le había dado cuanto este estaba cerca de ellos, por lo que decidió tomar uno pero sin hacer contacto con el. 

Rápidamente, Kerim se quita uno de sus zapatos y prosigue a quitarse la media de ese pie. Con la media en la mano, Kerim se acerca a uno de los vagones repletos de cristales, tomando un gran suspiro, este comienza a acercar su mano hacia los cristales, inmediatamente la sensación de necesidad de tocarlos vuelve y Kerim se ve envuelto en un trance con un único propósito en su mente: tocarlos!. La mano de Kerim envuelta en la media se acercaba lentamente hacia los cristales, mientras más cerca este estaba de tocarlos, más rápido su corazón latía. En el momento en el que la mano de este envuelta en la media toca los cristales, todo volvió a la normalidad, los latidos de Kerim ya eran normales, ya no sentía aquella sensación que estaba sintiendo antes. Este, coge el cristal con firmeza y sin hacer contacto físico, envuelve el cristal dentro de la media y lo guarda en su bulto de espalda. 

Girald © DISPONIBLE EN AMAZON Donde viven las historias. Descúbrelo ahora