Capitulo 1: Parte 35: La Inocente Anciana

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A la mañana siguiente, los niños estaban despiertos antes de que el gallo cantase. Ya estos habían ideado un plan para espiar a la bruja y buscar información acerca del hechizo de Kerim y la madre de este. Estos estaban mas que convencidos de que lograrían descifrar este misterio. Estos habían empacado unos cuantos dientes de ajo, por si acaso estaban en problemas y la bruja odiase su olor. También, estos empacaron unos crucifijos y la biblia de su madre, la cual habían agarrado sin que esta se diera cuenta. Los niños ya estaban listos para la aventura, solo necesitaban ir a desayunar como de costumbre con sus padres e irse a investigar. 

Rápido, los niños salieron de su habitación hacia la cocina, pero... para su sorpresa, su madre no estaba preparando el desayuno como todos los días; en cambio, su padre era el que se encontraba haciendo el desayuno. Los niños se acercaron lentamente a la cocina, estos podían ver como su padre estaba escondido tras la tapa del sartén para que el aceite de los huevos fritos no le saltase encima. La cocina era un desastre, platos sucios por todos lados, habían huevos rodando por las encimeras, algunos rotos en el suelo los cuales ya se habían caído, en fin, todo era un desastre.

"Papá, buenos días, ¿que estas haciendo?, ¿donde esta mamá?", dijo Tamira mientras se adentraba a la cocina y miraba todo el desastre a su alrededor;

"Su  madre se levanto algo enferma hoy, y yo me ofrecí a hacer las cosas de la casa para que así esta pueda descansar en cama", respondió Carl mientras trataba de voltear el huevo frito con un cucharon escondido tras la tapa del sartén;

"¿Necesitas alguna ayuda papá?", dijo Scott mientras miraba a su hermana con los ojos bien abiertos;

"No se preocupen, lo tengo todo bajo control, ustedes solo siéntense en la mesa, el desayuno ya casi esta listo", respondía Carl mientras los huevos fritos y el aceite explotaban haciéndolo gritar de momentos;

Tras unos minutos, Carl consigue terminar de hacer el desayuno. Los niños esperaban con ansias su plato, cuando este le pone en frente, un plato con huevos negros y crujientes, parecían que estos estaban algo quemados. Los hermanos, rápidamente se miran entre si, los huevos estaban carbonizados. Su padre, sudoroso por todo el esfuerzo que había hecho, se sienta a la mesa y le sonríe a los niños.

"No son los mejores huevos que vayan a probar, pero los hice con mucho esfuerzo y amor", dijo Carl mientras tomaba el tenedor para comenzar a comer;

Los niños, se miraron entre si, sonrieron y comenzaron a comer el desayuno que su padre les había preparado con tanto esmero. Tras un desayuno con su padre, los niños le pidieron permiso a este para ir a jugar fuera de la casa, por lo que este accedió. Ya fuera, los hermanos, tomaron su bicicletas y se dirigieron a casa de la bruja. 

La casa de la bruja estaba localizada en una de las calles mas solitarias de Girald. En esta calle solo habían casa abandonadas, casa de personas que ya habían fallecido, las cuales nadie de las había reclamado, y casas que aun vivían personas muy solitarias. Era una calle que al pasar por ella, podías ver y sentir la tensión en el aire. Casas en mal estado, jardines con gramas que cubrían casi la casa y ratas que cruzaban la calle constantemente. 

Al llegar a la calle, los niños no podían evitar sentir escalofrió por todo su cuerpo. Era como una película, las casas estaba en muy mal estado. Los niños buscaban la casa 657, la cual era la ultima a la izquierda en la calle sin salida. Estos estacionaron sus bicicletas frente a la casa en la calle, y se bajaron. Al observar la casa, estos pudieron ver como las ventanas estaban selladas con maderas y la grama tan alta que casi llegaba a la puerta de entrada. Era una casa antigua de dos pisos, un techo alto y puntiagudo. Era como las típicas casas de terror de las películas, pero en esta, no parecía que nadie viviera. 

Los niños comenzaron a tratar de mirar la casa sin traspasar la propiedad, sin atravesar esa antigua verja que ya estaba reclinada y apunto de caer al suelo. Mientras los niños trataban de mirar, un anciano de aspecto extraño se les acerca.

"¿Que husmean en las casas que no son suyas niños?, dijo el anciano mientras apuntaba a los hermanos con el dedo;

Los hermanos, dieron un brinco del susto y se voltearon para ver quien había dicho eso. 

"Buscamos a la señora dueña de esta casa, ¿sabe si ella aun vive aquí?", dijo Scott con voz temblorosa;

"Ella ya no vive en la casa, sus hijos se la llevaron a un hogar de ancianos dos calles más abajo. La casa ya estaba muy deteriorada y en muy mal estado por lo que estos decidieron que estaría mejor en el hogar con enfermeras que la cuiden a todas horas y otros ancianos con los que poder hablar", dijo el anciano mientras se apoyaba de su bastón;

Los niños estaban decepcionados, no lo podían creer, ¿la bruja en un hogar de ancianos?, ¿no se supone que las brujas hagan hechizos para nunca envejecer?. Los hermanos, procedieron a darles las gracias al anciano por su ayuda y se montaron en sus bicicletas y fueron camino a su casa.

"No puedo creer que hayamos perdido la investigación con la bruja, si tan solo pudiéramos colarnos en el hogar de ancianos y hablar con ella" dijo Tamira mientras corría su bicicleta al lado de su hermano camino a casa;

"Eso es Tamira, eres brillante! Tenemos que ir allá y hacernos pasar por los nietos de la bruja, así nos dejaran hablar con ella", dijo Scott mientras frenaba su bicicleta en medio de la carretera;

"¿No crees que es muy arriesgado hablar con ella?, ¿y si nos hecha un hechizo?, ¿y si nos convierte en ratas?", dijo Tamira mientras es bajaba de su bicicleta;

"Hay que intentarlo hermana, estamos tan cerca de saber la verdad, lo se! Nunca habíamos tenido tantas pistas como ahora. Tenemos que hacerlo!", le contesto Scott a su hermana mientras re-dirigía su camino hacia el hogar de ancianos. 

Los hermanos, comenzaron a pedalear en dirección al hogar de ancianos para ir a donde la bruja. Tras unos minutos, estos llegan al lugar. Era un edificio blanco, con muchas ventanas, tenia flores de muchos colores en el jardín, era un lugar muy acogedor. Los niños, se bajaron de sus bicicletas y procedieron a caminar hacia la entrada. Tamira, al pasar por el lado del jardín, esta, arranco unas cuantas flores y así estos entraron al lugar. Al entrar, estos vieron como había una estación de registro con una mujer sonriendo esperando a que estos se acercaran. Tras el escritorio de la recepcionista, se podía observar un espacio abierto en el cual habían varias mesas con sillas. Habían ancianos caminando, otros jugando ajedrez y otros solo hablando y socializando unos con otros. 

"Buenos días jovencitos, ¿a quien buscan?", dijo la recepcionista con una sonrisa;

"Buscamos a nuestra abuela Laura, queremos visitarla", le respondió Scott a la recepcionista, recordando la información que su madre le había dado sobre la bruja; 

"Le traemos flores", añadió Tamira con una gran sonrisa antes de que la recepcionista pudiera decir algo;

"Bueno, me alegro mucho que vengan a ver su abuela Laura, ella a estado muy sola estos últimos años. Estoy muy feliz de que por fin alguien venga a verla, se alegrara mucho", dijo la recepcionista mientras buscaba entre sus papeles la información de la señora Laura;

"Por aquí niños, los llevare a ver a su abuela, pero, quiero que estén consientes de que ella tiene algunos problemas y puede ser que no se acuerde de sus nombres y de muchas cosas", le dijo la recepcionista mientras caminaba a los niños a la habitación;

Esta, procedió a tocar la puerta de la habitación y anunciar que esta iba a entrar. 

"Laura, tienes visitas, dos hermosos niños han venido a verte", dijo la recepcionista con una voz muy dulce;

Cuando esta abrió la puerta por completo, podías ver a una anciana sentada en el borde de la cama solo mirando por la ventana de aquel cuarto. Esta no parecía ser ninguna bruja, se veía como una anciana indefensa y muy sola. La recepcionista procedió a decirle a los niños que entraran a la habitación y luego esta cerro la puerta y se fue. Los niños no sabían como acercarse a la anciana, por lo que estos se quedaron parados cerca de la puerta solo esperando y pensando.  Cuando de repente, la anciana se voltea y les dice:

"Ustedes niños, me van a ayudar a escapar de aquí", dijo Laura parándose de la cama con una sonrisa malévola en la cara. 


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