Narrador Desconocido
Esa noche estaba con un mal humor que me recorría hasta la médula, por lo que no me quedó de otra más que ir hasta a su casa.
¿Cómo se atrevía a meterse con ella?
Se lo pedí, se lo advertí, pero a su parecer mis súplicas no fueron más que burlas.
Llegué al portón de su casa, golpeé la puerta hasta que los nudillos me dolieron, nadie abrió.
La situación me cansó.
Derrumbé de varios patazos la puerta y entré dando grandes zancadas que resonaban por toda la elegante cerámica que adornaba el piso.
La empleada se levantó asustada y corrió a detenerme, no logró siquiera tocarme cuando la lancé al sofá de la sala a mi derecha.
Estaba en casa, lo sabía.
Avancé por el pasillo del fondo deteniéndome en la elegante puerta de mármol que se alzaba frente a mí. No me tomé la delicadeza de tocar, giré la perilla y la empujé.
Allí, frente a mí, tenía a la persona culpable de todas mis desgracias, la persona que un principio creí que era mi salvación, pero luego me di cuenta de que estaba hundiendo a más de uno con sus tontos jueguitos.
La habitación donde se encontraba estaba en tinieblas, por lo que no me permitía detallarle el rostro como hubiera querido. Aquel ser repugnante y digno de ir al infierno se encontraba sentado en el alféizar de la ventana, contemplaba con adoración la luna llena que se asomaba en el cielo despejado.
—¿Qué te trae a mi humilde hogar? —preguntó con tranquilidad sin mirarme. Esa falta de importancia que solía darle a las cosas era lo que me llevaba a la desesperación, no se tomaba casi nada en serio.
—Ponle fin a tus jueguitos, ya no es divertido —demandé.
Giró la cabeza, su atención cayó en mí. Aunque no le podía ver el rostro, la repugnante persona si podía ver el mío, gracias a la luz de la luna que se colaba en la ventana y me daba de lleno en el rostro.
—¿Sabes? Londres es hermoso. Deberías regresar algún día.
—¿Qué estupideces dices?
Se levantó despacio del alféizar y se acercó a mi con cautela.
—Digo que mejor te vayas buscando otro oficio en lugar de andar amenazándome en mi casa a media noche —escupió con enojo las palabras. La cercanía de su boca me permitió identificar que había estado bebiendo.
—Te dejaré en paz cuando tu lo hagas con ella, ese no era el plan.
—Las cosas cambiaron y si no estas de acuerdo vete, pero enfrenta las consecuencias si lo haces.
Se separó de mi después de decir eso y se sentó en una silla junto a la mesita de billar que mantenía a un lado de la ventana.
—Estas haciendo todo mal, ella no e merece esto.
—¡¿Y tu que sabes que es lo que se merece?! —gritó desde su posición.
—Te vas a arrepentir de esto.
—Vete, antes te estimaba demasiado, ahora tu sola presencia me fastidia y me recuerda a la adolescente casta esa.
Se refirió a ella como si no fuera nada, como si no valiera nada. Aquello me enfureció que cuando me volví en mi ya le había propinado un golpe en la mandíbula. El labio partido del cual brotaba sangre lo confirmaba.

ESTÁS LEYENDO
Aike ||Pausada
Mystery / ThrillerAike, a primera vista una adolescente como cualquier otra, pero detrás, una historia abrumadora de la que no podrá librarse fácilmente y en la que el amor resultará un imprevisto en su búsqueda de la verdad. Sumérgete en un cóctel de emociones en dó...