Eran la una de la tarde aquel día que Lyon visitó mi casa. Reitero que fue una total sorpresa el verlo ahí parado bajo el umbral de la puerta con la mirada perdida, el cabello pelirrojo alborotado y las mejillas carmesí que hacían resaltar aún más sus pecas. Las ojeras oscuras bajo sus ojos eran visibles, se notaba que no había dormido mucho.
—¿Estas bien? —pregunté, llevando mi mano a su rostro al no recibir respuesta.
El se asustó y dio un brinco algo asustado al momento en que toqué su mejilla. Retrocedió dos pasos y mantuvo la vista fija en mi.
Lyon siempre me pareció un chico súper raro y asocial desde el momento en que lo conocí. Estaba claro que solo hablaba con sus amigos pero había observado cierto apego que le tenia a Edan y viceversa, como si fueran mejores amigos, sin embargo, no se daban esa etiqueta.
—¿Quieres pasar? —volví a preguntar. Asintió sin decir más y me hice a un lado para que pudiera pasar.
Una vez adentro le pedí que tomara asiento en el sofá. Fui a la cocina por un poco de agua para calmar sus nervios. Le entregué el vaso con el agua, lo bebió en un dos por tres, lo colocó en la mesita de centro musitando un gracias que no hubiera podido oír si no me hubiera sentado a su lado.
En ningún momento me miró a los ojos desde que entramos a la casa. En cierta forma, aquella situación me recordaba a mi cuando intentaba lidiar con Nathy. Permanecimos en un silencio incómodo por lo que me parecieron horas, hasta que me animé a decir algo.
—Gracias por la ayuda, sé que estuviste ayudando a Edan con la investigación sobre mi madre —asintió sin mirarme.
Me carcomía las ganas de saber que diablos hacia en mi casa alguien con quien jamás había cruzado palabra. Todo estaba muy raro.
—Escucha, no tengo mucho tiempo —Se enderezó de pronto diciendo aquello que me dejaba aún mas confundida, lo pronunció tan rápido que apenas pude procesarlo —Solo quería que supieras que...
El timbre hizo eco por toda la casa interrumpiendo lo que me iba a decir Lyon. Los dos fijamos la vista hacia la puerta. Le hice señas de que me esperara ahí y me levanté a abrir.
—Vaya, que sorpresa.
Emilia se encontraba de espaldas, en cuanto me escuchó decir eso se giró y me dedicó una mirada molesta. Entró sin decir nada.
—Tenemos que hablar -anunció plantándose en mitad de la estancia mirando a Lyon que mantenía su expresión como si estuviera en cualquier otro lugar menos sentado en mi sofá. -A solas.
Al parecer todos tenían algo que decirme. ¿Era super estrella y no lo sabía?
Emilia miró mal a Lyon. Mi amiga no olvidaba la vergüenza que le había hecho pasar en el auto, aunque fue su culpa su orgullo no le permitía admitirlo, prefería odiar a los demás.
Me acerqué a Lyon y este no emitió el mas mínimo asomo de advertir mi presencia por lo que otra ves se asustó cuando lo toqué y le dije que quería hablar a solas con mi amiga que si gustaba esperar afuera o venir otro día.
No dijo nada, solo me miró con un atisbo de ¿Lástima? No podía definir exactamente lo que me transmitía con su mirada, a pesar de eso creí ver la lástima tatuada en sus ojos en cuanto me miró con sus penetrantes ojos negros. Dio media vuelta y se fue cerrando de un portazo.
—Que grosero, ¿Qué hacía aquí?
—No alcanzó a decirme nada.
Subimos a mi habitación y Emilia se sentó en mi cama invitándome a sentarme a su lado.
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Aike ||Pausada
Gizem / GerilimAike, a primera vista una adolescente como cualquier otra, pero detrás, una historia abrumadora de la que no podrá librarse fácilmente y en la que el amor resultará un imprevisto en su búsqueda de la verdad. Sumérgete en un cóctel de emociones en dó...