Emi corría de un lado otro en ni habitación mientras yo la observaba sentada de desde el borde de mi cama. Su incesante acción me tenía al borde del colapso.
—¿Puedes dejar de hacer eso?
—¿Hacer qué? —preguntó cortando su carrera y levantando una perfecta ceja maquillada.
—Parecer correcaminos.
Sus carcajadas resonaron por toda la habitación, fueron tan contagiosas que no pude evitar reír.
—Aike—dijo sentándose a mi lado controlando su risa—el hecho de que el tal Edan no sea Santo de mi devoción no significa que debemos ir a esa feria desarregladas.
—Es una simple feria.
—Una simple feria a la que irás con un chico después de...—pausó su oración. La miré amenazante—tanto tiempo—concluyó.
—No es para tanto—dije.
Me levanté para acercarme a la pila de ropa que Emi había amontonado en una silla y a la que nombró como "Lo mejor que hay en el armario de Aike Rogers".
Tomé jeans negros y una blusa color crema de tiras junto con mi chaqueta de cuero negro favorita.
—Ten, usa la roja. Combina mejor con lo que haré en tu rostro.
Emilia me quitó la blusa color crema reemplazándola con una del mismo diseño pero de color rojo. No sabía si sentirme agradecida o temer por lo que le haría a mi rostro.
—¿Estas segura? —dudé—No parece muy apropiado.
—Que no te de pena, sé por qué lo preguntas y la respuesta es que no hay problema. Después de todo el luto se lleva en el corazón, solo tú sabes que jamás dejará de doler.
Tuve que contener las lágrimas después de sus palabras. Las únicas personas que estaba segura entendían el dolor de mi pérdida eran Emilia, mi padre y por su puesto mi hermanita, aunque de otra forma.
Una vez cambiada Emi me llevó a rastras para que me siente en una silla frente al gran espejo que estaba a un lado de la ventana.
—De verdad espero estar haciendo bien al confiarte esta tarea de maquillarme—comenté fingiendo un tono de no estar muy convencida.
—Ofendes mi talento—dijo, llevándose una mano al pecho y contrayendo el rostro en gesto de dolor.
Estaba consciente de que mi amiga sabía muy bien lo que hacía, después de todo había visitado diversas academias de maquillaje a sus cortos dieciocho años, pero disfrutaba molestarla y ella tenía conocimiento de ello. Confiaba en ella como en nadie más.
Se mantuvo varios minutos entre colores, brochas y demás cosas desconocidas para mí. Justo cuando empezaba a quedarme dormida dijo:
—Tonta no te duermas, he terminado.
Abrí los ojos con gran esfuerzo para poder ver el trabajo de Emilia en mí. En cuanto vi mi reflejo me quedé sorprendida, hizo un buen trabajo. En mis ojos había aplicado una sombra color rojo con una perfección de difuminado, un delineado de gato resaltaba el contorno de mis parpados, mis labios coloreados con un labial del mismo color, y mis mejillas un poco de rubor. No me aplicó mascara de pestañas porque sabe que es la única cosa que no tolero.
—Siento que es demasiado.
—No seas tonta—me contradijo. Nuestras miradas se encontraron en el espejo, sus manos sobre mis hombros—Te ves hermosa. ¿Ves aquella Aike en el espejo? —asentí con la cabeza—Es mi mejor amiga, es hermosa incluso cuando se enoja, llora o ríe. Por favor nunca dudes de ti, y no te atrevas a llorar, dañarás mi obra maestra.
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Aike ||Pausada
Tajemnica / ThrillerAike, a primera vista una adolescente como cualquier otra, pero detrás, una historia abrumadora de la que no podrá librarse fácilmente y en la que el amor resultará un imprevisto en su búsqueda de la verdad. Sumérgete en un cóctel de emociones en dó...