Aike ||Pausada

19. Nuevo Evento

Aike

No logré conciliar el sueño. Mi mente pensaba en qué era lo que puso en apuros a los oficiales, tanto como para que el Sheriff estuviera en extremo enojado.

Emilia dormía con tranquilidad a mi lado, la observé por largo rato. Me vi deseando su vida libre de preocupaciones, sin un ex loco asesinado, sus padres vivos, sin una hermana que necesita ayuda especial y sin problemas sentimentales.

En definitiva, no podemos tener todo lo que deseamos.

A veces, lo que parece perfecto de pronto se desmorona. Entonces y solo entonces nos damos cuenta de cuanto duele vivir de ilusiones, mentiras y entre secretos.

A las siete de la mañana decidí levantarme por fin de la cama, de todos modos, no había dormido nada.

Bajé hasta la cocina y le preparé desayuno a mi amiga. Era lo menos que podía hacer después de haber estado conmigo toda la madrugada.

Media hora después cuando tenía todo listo, Emilia apareció en la cocina.

—Qué bien huele —dijo, esbozando una media sonrisa.

Elogió por un rato lo que le había preparado y nos sentamos a desayunar. No tenía hambre, por lo que solo opté por tomar mi característico café mientras ella me recriminaba el que debía comer algo más.

Estuvimos un rato charlando, más bien ella hablaba tratando de distraerme. Por ratos lo conseguía, pero después volvía a sumirme en mis pensamientos, ella pareció darse cuenta de ello porque después desistió de intentar conversar conmigo. Nos limitamos a permanecer en silencio en la cocina.

El teléfono de la sala interrumpió el silencio. Fui corriendo por el.

—Familia Rogers —dije, en cuanto descolgué.

—Aike, te necesito en la comisaría —Era el abogado. Se escuchaba agitado —, ha ocurrido algo importante y quiero que seas testigo de ello.

Emilia apareció muy seria a mi lado.

—Estaré ahí en media hora.

El estuvo de acuerdo con eso, luego colgó.

—Ha surgido algo —le comenté a Emilia, antes de que preguntara. —Debo regresar a la comisaría.

—¿Quieres que te acompañe?

—Eres mi apoyo en este momento, te necesito a mi lado.

Ella me abrazó.

—No te mereces todo esto.

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Después de cambiarnos emprendimos hacia la comisaría donde ya nos esperaba el abogado a la entrada de la misma.

—¿Qué ha pasado? —pregunté. Emilia se posicionó a mi lado. Pude notar que contenía las ganas de hablar.

—Es mejor que te lo explique Philips.

Su respuesta no me gustó en lo absoluto. Ya podía predecir que no se trataba de buenas noticias.

Nos guió esta vez por otro pasillo donde al parecer estaban las salas de interrogación. Antes de entrar miró a mi amiga.

—Lo siento, no puedes entrar esta vez.

Ella se enojó pero no dijo nada, solo me miró a lo que yo asentí en respuesta.

—Estaré aquí afuera por si me necesitas.

Me dio un breve apretón de mano. Luego, Sergio y yo entramos.