Capítulo Tres

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Me detuve al darme cuenta que alguien me estaba mirando, me giré un poco avergonzada.

-¿Hace cuanto lleva ahí? - pregunté, sonrío con diversión y cerró la puerta por completo, mientras empezó a caminar hacia su escritorio.

-Lo suficiente para ver que tienes muchas energías para estar cantando muy de mañana - dicho eso se sentó y sacó un montón de documentos.

Dejé la escoba en paz, ya que la usaba como si fuese un micrófono, eso era lo peor. Había estado cantando por varios minutos mientras barría, pero se me dio en tomar la escoba como si estuviera en un escenario y ponerme a cantar. ¡ay, Dios mío! ¿Por qué me pasaban estas cosas a mí?

-Solo cantaba... nada más.

-Lo que usted diga, señorita, parecía estar dando un show en solitario - se rió por lo bajo y suspiró, un hombre como él, no se le podía ganar.

-Por lo menos no escucho canciones de los ochenta - traté de defenderme.

-¿No te gustan? - preguntó.

-Quizás algunas - digo con desinterés. Se puso a reír por lo bajo mientras negaba. Era un caso.

—Por cierto tu cabello... — miré mi cabello ¿que tenía?

—Lo traes más largo.

—Me creció de ayer a hoy — dice sarcástica — Se llaman extensiones.

—No me gustan las extensiones, me gustan más naturales las mujeres.

—Pero yo no soy su mujer, así que yo ando como yo quiero.

—Odiosa.

Dejé de prestarle atención y me concentré en barrer de verdad la oficina, ordenar algunos libros en los estantes.

-Señorita Sandler - subí la mirada al escucharle llamarme. -¿Qué está haciendo? - preguntó, confundida lo miré sin entender.

-¿Por qué?

-Cuidado tira....

Ya era tarde su aviso, ya había tirado la taza de vidrio al suelo haciéndose pedazos y el agua se había caído sobre algunos libros ¿Quién carajos pone una taza de vidrio sobre un estante de libros? Sí, solo él.

Se puso de pie al instante y con prisa recogió los libros del suelo tratando de no se siguieran mojando. Negó serio y... ¡caray!

-Yo... lo ciento, no me he fijado - no dijo nada y trató de sacar los libros.

-Está bien, tranquila - sin saber que hacer ordené los demás libros rápido, y salí de la oficina.

-¿Andrea, estás bien? - preguntó la secretaria al verme.

-Sí, estoy bien - asintió y siguió su camino.

/////

Lo miré escribir concentrado en su computadora y en un cuaderno, se mantuvo serio y concentrado claramente.

-¿No va a ir a almorzar? - preguntó, levanté la mirada del libro y suspiré, cerré el libro y me puse de pie.

Saqué mi celular de la bolsa de mi pantalón y salí de la oficina.

Minutos más tarde volví de nuevo con una bolsa, al escucharme entrar levantó la mirada.

-Señor Smith, espero no le moleste, pero he pedido almuerzo para comer aquí - Negó y volvió a seguir en su computadora.

-¿Qué pasa señorita? - preguntó, señalé la bolsa y entonces este la tomó entre sus manos, revisó y enseguida subió la mirada.

-Bueno, yo... ah, me han venido a dejar almuerzo y pues, quería invitarlo.

Eres Una Niña (Mi Versión) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora