Capítulo Cuatro

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Ante sus ojos soy una niña que a penas ésta empezando una nueva etapa.

La verdad respecto a él, ya me esperaba que tuviera su perfil completo, es decir; ya tenía un hogar propio, mujer en casa quien lo esperaba cada día, cada vez que llegaba de su trabajo, una familia por formar si es que no tenía ya, su tiempo dedicado y agendado para cada cosa. Literalmente lo que todo un adulto normal tendría, sin embargo solo me estaba haciendo como si no lo supiera cuando ya lo tenía presente, solo que no quería admitirlo.

Ante sus ojos solo era una niña, quizás un poco insensata, mientras que él para mí era un hombre maduro que sabía lo que le convenía . En su agenda solo podía estar por ser su asistente y punto final.

Realmente no importaba lo que yo pensaba, al fin y al cabo era mejor estar en la línea que merecemos, en mi caso era "empleada" 

—¿Por qué  me dice "niña" ? — salté a preguntar le, apartó la mirada de lo que estaba haciendo y me quedó mirando.

—Por nada — contestó simple, me crucé de brazos — porqué lo es o ¿no? — tras su respuesta me quedé pensando.

—Pues sí, y creo entenderlo, usted es un adulto y yo a su altura soy una niña, a como usted lo debe ver — argumente.

—Vez esa es la respuesta — contestó — Entonces ya la sabe... — hizo una pausa — en todos los sentidos — agregó.

—Solo quería afirmar lo que pensaba, nada más— sin embargo me quedé mirándolo y agregué — ¿A sí? Mmm, déjeme analizarlo entonces.

—Hágalo — Demandó.

— Ah, ¿Por qué será que la mayoría de personas me ven de ese modo?  — Cuestione.

—¡Que pregunta! Porqué lo es y ya — contesta volviendo su atención a lo que estaba haciendo antes. Pendejo, pensé.

—Está bien, jefe, ya entendí — dije, aveces podía ser algo fastidiosa, necia, pensaba que por ello dejé de insistir en hacer conversaciones — Soy una niña, y punto final entonces, ya creceré en algún momento, y ya no me verán igual.

Dejé de insistir en tratar de conversar y me concentré en la computadora en mis manos.

Los adultos tenían y tendrán más complicaciones que cualquier otro ser, siempre tienen trabajos, problemas, proyectos, deudas, tratos, contratos y demás pendientes. Su vida la basavan en trabajos la mayor parte del tiempo, la transformaban aburrida a través que van pasando los años. Todos sus asuntos son serios y llenos de intenciones con un fin determinado. Cuando uno es joven suelen decir que no tomamos en serio las cosas, que la mayoría lo que hacemos es derrochar lo que logramos o no tomamos en cuenta lo que conlleva hacer las cosas con precipitación.

Había mantenido el silencio durante bástate tiempo, analizando y corroborando al señor Smith.

Traté de concentrarme en hacer tales cosas, mantener me en la línea discreta. Lo veía de ves cuando concentrado en su trabajo. Siempre vestía jovial y fresco, por ello pensaba que se miraba bastante joven y no aparentaba tener esa que tenía. Su cabello lucia bien peinado hacia un lado, el corte le iba bien con su rostro, y sus pestañas resaltando el color de sus ojos cafés.

/////

Iba tan concentrada en mi celular que no me di cuenta a que hora choqué con alguien y se me cayó al suelo el teléfono. No obstante me dí cuenta que era el señor Smith, sostenía un refresco en su mano y unas galletas.

—Hola, señor Leo — saludé sin ánimos.

—Hola, niña — contestó. Metí mi celular a la bolsa de mi short.

A su lado yo era más baja que él, me llevaba bastante centímetros de ventaja. Iba vestido diferente, no llevaba su típico traje negro, en ves de eso, llevaba solo un pantalón oscuro, una camisa color gris y una chaqueta negra, sin embargo su cabello iba siempre jovial y fresco, muy bien peinado hacia un lado.

—Discúlpe, ¿puede dejarme pasar? — tras su petición me hicd a un lado en el pasillo y este pasó hacia la caja registradora del supermercado.

Me dirigí hacia un pasillo y búsque las manzanas que ocupaba. Las tomé y fui enseguida a que me cobraran lo que llevaba. Lo vi salir y subir a su auto, enseguida arrancó y desapareció de mi vista.

Pagué las manzanas y enseguida salí, subí al auto y arranqué. Puse música y cantaba por lo bajo la canción, mientras conducía.

Llegué a mi casa, bajé y entré. Mi amiga me vio a penas entré y dejó el celular, sonrío.

—¿Eso que volviste temprano? — preguntó curiosa.

—No tengo nada que hacer allá a fuera, hace frío a demás — asintió ante mi respuesta. Tomó la bolsa de mis manos y la metió a la refrigeradora.

Cenamos minutos más tarde y luego cada una nos fuimos a costar. Yo, yo solo me acosté sobre la cama y me quedé mirando el techo y observando las luces Led que cambiaban de color cada cierto tiempo.
Abrí la ventana y observé las luces de todo el lugar a lo lejos. El viento a fuera se escuchaba fuerte y bástate frío, cerré la ventana y me volví a costar.

¿Qué estaba haciendo con mi vida? Al comenzar el año decidí no estudiar por el simple hecho de un descanso mental de tanto estudios, quise tomarme un tiempo para mí, buscar nuevos retos y aventuras. Viajé de otra ciudad para buscar una nueva aventura que vivir, ciertamente buscaba estudiar psicología porque era bastante buena en eso, pero, a parte quería trabajar para tener mis propias cosas, dependisarme sola, dejé a mis padres y viajé.

La vida se vivía de aventuras, de buenas y malas, pero siempre con buenos principios. Lo mejor de todo son las experiencias, las mínimas pero las mejores, aunque entre ellas llegue haber algunos errores, pero siempre serán parte de nuestra vida esos errores, si no, uno no aprende de la vida, de que puede estar mal y uno lo corrige. Sinceramente ser una persona joven adulta me ha llevado a muchas conclusiones, pero dentro de ellas hay indecisas.

Mi celular vibra y veo un mensaje de Darien. Lo dejo de nuevo sin contestar lo. Él solo me confunde y me hace dudar de mis temperamentos. Así estoy bien, tranquila, sin complicaciones. Es lo de menos hablar con alguien, siempre termino sola.

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Eres Una Niña (Mi Versión) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora