Capítulo Once

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¿Era destino o casualidad?

Lo conseguí, salí de aquella burbuja de la que me encontraba, por eso decían que de las peores cosas llegan mucho mejores, solo es esperar que el momento llegará.

Conseguí un trabajo, sí, pude entrar a la universidad, después de mucho tiempo pidiendo, mis deseos se cumplieron.

Era una tarde normal, una de esas que piensas, que bueno sería salir a correr por ahí y quitar ese estrés. Lo hice, fui hasta donde mis energías lo permitieron y mi mente decía que me devolviera, regrese, en ese recorrido que iba por la acera, miré un auto pasar y no se si fue mi imaginación, o mi vista me hizo una mala jugada, pero lo vi, y para remacar la situación, lo miré asomarse por la ventana y mirar por el espejo de la izquierda.

Luego de ello, solo pensaba, fue mi ilusión o ¿lo vi? No supe realmente si no fue solo un error mío.

Sin embargo, mi trabajo y mis estudios no me permiten distraerme, pero es que hay que tener mala suerte o la vida te tiene que tirar de nuevo la piedra que lanzas te.

Y durante mi tiempo laboral no puede ser mejor, mi destino recíproco.

—Buenas tardes, una habitación por favor — subí la mirada, siendo recepcionista mi trabajo es atender nuevos clientes inmediatamente en cuanto llegan a recepción, pero, para mi eterno al mirarlo unos pocos minutos, estaba frente a mi, de pie, con su identificación en mano y su tarjeta y una mujer a su lado.

—Buenas tardes, bienvenido señor — dije forzando ser amable — ¿Puede darme su identificación? — pregunté, me miró por unos segundos y enseguida reaccionó.

—Sí, si claro — Contestó — por cierto ya tenía reservada mi habitación.

—Enseguida la reviso para confirmar, espere un momento.

Miré la pantalla y busqué su nombre, era correcto tenía una habitación reservada por una semana.

—Ya la encontré, enseguida buscaré su llave — Me dirigí a las gavetas y busque la llave de su habitación, no tarde en encontrarla y enseguida se la entregue junto a su identificación.

—Hasiel —Llame a mi compañero quien con una sonrisa se acercó y me miró, él era esa clase de persona que no tenía la mínima vergüenza en mostrar lo que sentía, pensaba y lo decía.

—¿Pará qué soy bueno? — contestó asecercandose con ese toque coqueto.

—Ya, sabesz nuevos clientes, ve y ayudales a encontrar su habitación — contesté.

—Claro, por ti, lo que sea —Contestó, mientras el señor, estaba en espera mirando la escena de mi amigo con sus dulces y coquetas palabras.

—Sí, claro, como sea, ve y ayúdale a la pareja a ir a su habitación.

—Eh, no somos pareja — Contestó el señor.

Con una sonrisa Hasiel me miró y luego a la pareja.

—Todos dicen lo mismo, pero tranquilo, ya sabemos cómo son las cosas — contestó descaradamente mi compañero, tomó la maleta del señor y miró a la chica quien estaba en silencio mirando si celular.

Eres Una Niña (Mi Versión) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora