Capítulo Siete

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—¿Cuando cumple años? — pregunté curiosa, subió su mirada y suspiró.

—¿Para qué quiere saberlo?

—Para saberlo.

—Si te digo tengo que matarte — me crucé de brazos mirándolo de mal modo.

—¿Es enserió? Un hombre como usted no puede hacer tal atroz ante una niña como yo?

—Que sea una niña no hay ningún empidemento que haga tal atrocidad — contestó.

—Sería un asesino.

—Nadie podría saber que yo la asesine.

Sonrío, y sinceramente me enamoré de su sonrisa aunque el no lo supiera.

Mirarlo en otros brazos no estaba en mis planes, me negaba a admitir lo. ¿Qué necesitaba para poder tenerlo? Odiaba ese sentimiento, odiaba ser egoísta, pero saber que no me miraba de la misma forma que lo hacía yo era inevitable, me hacía enfadar con migo misma por estar detrás de alguien que ama alguien más. La suerte no estaba de mi lado, mi corazón estaba comprimido. Había pasado varios veces por lo mismo, pero ninguna como esa.

—¿Qué haría sin un día no vuelvo a venir a trabajar o que pensaría?

—Si no viene es por algo y si no vuelve no puedo hacer nada.

—Que cruel eres.

Sonrío con diversión.

—Que crueldad tiene en ese corazón.

Sonrío con diversión.

—Así es.

—¿No me extrañaría?

—No

—Cae mal

—Para que enemigos.

—Para que enemigos si ya tengo amigos crueles.

Era un cae mal, al parecer le gustaba llevarme la contraria siempre, para ser sincera sus respuestas no podían ser más que negativas hacía mi.

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Ciertamente mirarlo de lejos era una perdida de tiempo, antes de abrir la puerta de su oficina me giré, chocando casi con él, sus ojos cafés me miraban curiosos, en su mano derecha cargaba su maletín y la otra dentro de la bolsa de su pantalón. Miré su rostro detenidamente, di un paso al frente quedando a centímetros de su rostro ciertamente era más pequeña que él, sin embargo para mí no había obstáculos, tras pensar y pensar, llevé una mano a su rostro, este parecía juguetear con mi mente ya que no movía ni un músculo y su respiración seguía siendo la misma, me quedé mirándolo y pensando si hacerlo o no, sin embargo el pensamiento de que el tiene novia me hizo perder el intento haciendo que me apartará, abriera la puerta y saliera tan rápido como mis pies me lo permitieron. Sinceramente no sabía si era un infiel o un mujeriego, pero no me atrevía. Ciertamente eché andar por la acera yendo a pasos más tranquilos.

Me sumergía en mis pensamientos, literalmente estaba dispuesta a besarlo, el tenía razón era una niña a su lado, todo el que es mayor había escuchado decir niño a alguien menor que este, eso me molestaba, ellos también fueron y tuvieron la edad de nosotros ¿Acaso nunca les pasó? Fijarse en alguien mayor, era la primera vez que me pasaba, no sabía como llevar tal situación, estaba claro, él tenía más experiencia, era un adulto y maduro.

Sabía que no se dejaba llevar por sus emociones, mi vida carecía de experiencias solo estaba llena de expectativas, había visto como personas harían a otras, con el tiempo todo tiene límite y su término, nada era como uno quería, solo el noventa por ciento que uno pensaba no salía cierto el otro diez que quedaba era el por cierto de que pasará lo que uno se imaginaba.

Eres Una Niña (Mi Versión) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora