~ LIX ~

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-Lamento haber tardado tanto...- Susurró alzando la mano de JiMin para acercarla a sus labios y darle un pequeño beso. -Gracias por permanecer aquí conmigo...-

-Lo importante es que regresaste, Kookie... Y que yo siempre estaré aquí para ti.-

Aseguró Park, aún dejando que algunas lagrimas cayeran por sus ojos. De solo imaginar que podría haber perdido al menor su corazón se encogía, le dolía en demencia, pero al poder verlo ahí otra vez, manteniendo ese brillo en sus ojos cafés, le traía una paz que jamas espero sentir con tan solo una mirada. Por fin podia relajarse al ver que JungKook no había retrocedido todo lo que les había costado tanto avanzar hacía la recuperación.

-Tengo un problema, JiMinnie...- Susurró mirando atentamente la mano que tenía afirmada del mayor.

Con un poco de dificultad, Jeon se acomodó quedando recostado de lado sobre la camilla, apegado a uno de los extremos para poder hacerle un espacio al pequeño y delicado cuerpo del rubio. Dando unas palmaditas sobre el colchón, JiMin comprendió lo que quería, así que en cuestión de segundos se estaba acomodando junto a JungKook, quedando frente a frente para poder observarse cada segundo que estuvieran juntos, buscando la paz y resguardo en la existencia del otro.

Los ojos cafés, a pesar de no haber sido absorbidos por la total oscuridad con la que habia llegado al hospital, si se notaban un poco mas apagados, pero no era como antes, ahora se veían tristes y cansados, no molestos con la vida como los describía mentalmente JiMin. No era necesario que Jeon hablara para que el pequeño chico rubio supiera que había pasado algo mientras no estaban juntos, se podía notar, incluso, un pequeño destello de duda y terror en esos ojos que tanto amaban ver a Park.

-¿Tuviste pesadillas mientras estabas inconsciente?...- Preguntó en un susurro, ya que estaban tan cerca que no era necesario hablar más alto.

Ojalá, penso Jeon, ojalá hubieran sido solo unas horribles pesadillas sin sentido, pero era horrible comprender que fueran o no pesadillas, tenían mucho sentido con todo lo que había pasado en su infancia. Infancia que de por si había sido horrible, no era necesario agregarle más situaciones que la volvieran aún peor de lo que claramente era posible.

Solo fue cuestión de segundos para que Kook comenzara hablar, le relató cada uno de los recuerdos que habían llegado a su cabeza mientras estaba desmayado, inclusive todo lo que dijeron las voces en su interior, porque era JiMin, y sabía que podía hablar cómodamente respecto a sus problemas, sabía que juntos podrían solucionarlo de alguna manera, aún que sea solo para sentirse más relajado al poder sacarlo de su interior, porque comprendían que ellos no tenían un poder místico para poder borrar el pasado, pero por lo menos podían aligerar la carga y no vivir cargando con eso toda la vida.

Así como Jeon habló sobre todo, JiMin no se contuvo tampoco, le contó cada una de las veces en las que la Señora Jeon lo sacaba de su casa jalandole el cabello, las bofetadas, los insultos, las amenazas, e incluso, la vez que hizo que cayera para poder darle unas cuantas patadas. Quiso omitir las veces en las que la mujer iba a hasta su casa y le inventaba historias a su padre sobre los supuestos planes para escaparse, solo con el objetivo de que su padre lo encerrara y no se acercara más a Kook, pero no pudo, JungKook fue sincero, así que él también lo sería y no se guardo ni una sola situación vivida con aquella mujer, por muy terrible que haya podido ser.

Sabía que las posibilidades de que su madre si hubiera hecho todo lo que recordó fueran totalmente ciertas, pero esperaba, deseaba, que no lo fueran. Sintió como es que su corazón se partió en dos, amaba a su madre y trataba de ponerse en su lugar, pero ¿en que cabeza cabia que una mujer, una madre, tratara de tan horrible manera a un pobre niño que ya sufria más que suficiente?

-Lo siento tanto...- Susurró acercándose lo suficiente a JiMin para poder abrazarlo con un poco de fuerza.

-Jamás te culpe... Y dudo mucho que alguna vez lo haga. El día en que te defendi de mi padre pensé muchas cosas, y entre ellas estaba la clara posibilidad de que tú no supieras lo que pasaba... Por eso jamás te hablé sobre ello, no quería involucrarte en una situación en la que tuvieras que escoger entre tu madre o yo, Kookie-

-No se que hice para merecerte en mi vida, Park... Pero le agradezco a todos los dioses por hacer que estuvieras conmigo a pesar de todo...- Aseguró sin dejar de abrazarlo, a la vez que comenzaba a ser correspondido por el rubio.

Durante el resto del día permanecieron abrazados, durmiendose y despertándose a ratos, cuando venían a dejarles comida o los medicamentos. Por ese día, Suga dejó que ambos solo se dedicaran a descansar el uno con el otro, no quiso exigirles demas a ninguno de ellos, que ya estaban lo suficientemente cansados y estresados por la situación vivida. JungKook se había desmayado por un colapso producido por esforzarse y torturarse al tratar de atraer las voces en su interior, voces que lo hicieron analizar parte de su vida que claramente era más complicada de lo que recordaba, y Park había salido de una una crisis al ver a JiEun, solo para quedarse totalmente despierto y junto a Jeon todo el tiempo en el que habia estado inconsciente. Ambos muchachos ya habían pasado por mucho, merecían solo estar ahí sin tener que darle respuestas a su doctor.

Fue un día totalmente tranquilo, ambos chicos solos, cuando uno despertaba y el otro no, solo se dedicaban a verse y acariciarse las mejillas o acomodarse el cabello para poder despejarse los rostros. Ya no pensaron más, dejaron salir todo durante la charla que habían tenido poco después de que el menor abriera por fin los ojos, ahora solo les quedaba descansar y recuperar las energías perdidas. Llenándose y reconstruyendo su corazón con todo el amor que desprendían el uno por el otro.

Kook no volvió a escuchar las voces, solo se centro en poder apreciar al pequeño cuerpo con cabello rubio y ojos azules, imaginando el futuro que les esperaba, buscando solo la felicidad de aquí en adelante. Por otra parte, JiMin estaba de manera similar, no se estaba preocupado por comer o no comer, por abusos o no, solo se concentró en la existencia del chico junto a él, de lo hermoso y perfecto que era, de como su cabello había crecido en este tiempo y como sus ojos volvían a tener ese brillo que tanto les había costado conseguir.

Estaban seguros el uno con el otro, sabían que habían ganado la batalla de ese día y que continuarían ganando las que siguieran a esta, por que admitían que estaban locos, y los locos tienen batallas que ganar diariamente contra sus locuras.











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