~ III ~

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-¡Ándate a la mierda NamJoon! ¡¡Yo no voy a ir al puto loquero!!-

Gritó Jeon, sin siquiera recordar el como había llegado a casa la noche anterior, aunque suponía que su hermano había ido por el igual que siempre.

-¡Dijiste que irías, mocoso!-

Gritaba en respuesta un exasperado NamJoon, golpeando un poco rudo la puerta de la habitación del chico que se rehusaba, desde hace por lo menos una hora, a ir al internado psiquiátrico.

-¡Maldita sea! ¡¡Es por tu bien JungKook!!-

-¡¡Que te vayas a la mierda!!-

Gritó una última vez el muchacho, antes de que este saliera por la ventana de su habitación rápidamente, sin mirar ni una sola vez hacía atrás. Agradeciendo que fuera de su ventana estuviera el techo del cobertizo, y que desde hace años había dominado el acto de escaparse por ahí, salió corriendo de la vivienda, obviamente sin ganas de que NamJoon lo pillara, en su preferencia, nunca.

-¡Maldita sea JungKook!-

Grita enojado, pero a la vez preocupado, al sentir el silencio absoluto en la habitación del chico, en clara señal de que ya no estaba ahí.








Horas antes

-Arriba Jeon, nos iremos ahora-

Habló tranquilamente un sonriente NamJoon descubriendo al cuerpo que parecía muerto sobre la cama, para luego dirigirse hasta la ventana de la habitación y poder abrir las cortinas, consiguiendo que un radiante sol entrara en la habitación.

-¿De que mierda hablas?-

Preguntó en un murmullo JungKook, que se encontraba, literalmente, medio muerto por tanta idiotez que fumo ayer, sin ser capaz de recordar las cosas por el horrible dolor de cabeza que tenía.

-Nunca más le vuelvo a comprar a ese maldito idiota- Piensa dejando salir un leve suspiro al acomodarse mejor sobre la cama, volviendo a cubrirse todo el cuerpo. -Ya sal de mi habitación, quiero dormir.-

-Hey hey hey, yo no soy como esas tipas con las que te acuestas, así que no me vengas a hablar como a una de ellas para que te deje tranquilo. Ya, levántate-

Habló dejando claro que se estaba comenzando a enojar con esta situación, ya que no encontraba justo que Kook no pusiera de su parte mientras que Jin y él trataban de hacer todo lo posible para tenerlo bien, sin ninguna preocupación.

Jin era el cabecilla en esta familia de dos, era el hermano mayor modelo: atentó, tierno, amoroso, preocupado, y aveces, hasta estricto.

Si mirabas la casa en la que vivían, se notaba que eran una familia adinerada, una familia a la que envidiar, pero si conocías a los chicos que vivían ahí, no habría motivo de envidia. SeokJin se esforzó toda su vida en sus estudios y en ascender en su trabajo para ganar el suficiente dinero y conseguir todo lo que tenían en este momento, especialmente, para conseguir cada capricho que tuviera Jeon JungKook, y entre esos caprichos, esta esta casa, con esta gigantesca habitación en la que podría vivir cómodamente una familia de tres, y todo esto, porque se siente en el deber de darle todo lo que pueda tener a JungKook feliz, como si con eso olvidara su infancia.

Ya agotado con la situación, caminó desde la ventana hasta la cama del chico para poder destaparle el cuerpo nuevamente, sin importarle los gruñidos de protesta que estaba haciendo en ese momento.

-Muévete, tu hermano ya está en el trabajo. Vamos a darle una sorpresa-

-¡Que te pires de mi pieza NamJoon! ¡No voy a ir a visitar al trabajo a Jin como si fuera un puto pendejo!- Grita exasperado, cubriéndose hasta la cabeza por el horrible dolor que siente en esta.

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