𝟭𝟭. 𝗧𝗶𝗲𝗺𝗽𝗼 (𝗣𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿𝗮 𝗣𝗮𝗿𝘁𝗲).

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Kiyomi

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Kiyomi

La luz de la luna atravesaba las delgadas cortinas de mi habitación, me removí incómoda sobre mis sábanas miré el reloj sobre el mueble de conjunto a mi cama.

4:52 a.m.

Supiré agotada.

No había podido dormir ni siquiera un poco después de la cena de anoche. Me sentía intranquila por la presencia de aquel hombre; un extraño sentimiento recorrió mi cuerpo cuando mi madre lo presentó con nosotros, era un pavor inexplicable que no me había dejado tranquila durante toda la noche.

No era su enorme estatura, o el aura tan misteriosa que emanaba, tampoco esa mirada llena de rebosante alegría o la simpatía con la que hablaba, no, porque tras esos impresionantes ojos de color de las ciruelas había algo que me hacía sentir intimidada; como en una pesadilla donde no podía moverme o reaccionar ante un ataque, una donde sólo podía pedir clemencia por mi vida y mi seguridad. Y era extraño, sí, porque el hombre se movía con gracia, hablaba con amabilidad y trataba a mí madre con cariño y a nosotros con cortesía, la suficiente para no hacer la situación incómoda.

Su nombre era Muzan Kibutsuji. Supervisor a cargo del lugar donde mi madre trabajaba. Un hombre de negocios que representaba un extremo contrario a lo que Tadashi era y representaba. El azabache parecía adorar a mi madre.

Y la realidad era que la situación me daba igual, pensaba lo mismo que Inosuke: sí ella era feliz, yo también.

Pero aquella ansiedad no me había dejado descansar en toda la noche, porque cada vez que cerraba los ojos podía ver imágenes grotescas, muertes, cuerpos distribuidos en todas partes y esos ojos, brillantes como gemas a contra luz, me miraban como a una presa más.

No pasaban más de 10 minutos para que despertaba con el corazón latiendo a mil por hora.

Me di por vencida y traté de quitar todo rastro de agotamiento de mi ser, esperando que funcionará y pudiera separarme finalmente de la cama. Los párpados me pesaban, traté de concentrarme en algo, cualquier cosa era válida para distraerme, o probablemente caería dormida de una vez por todas.

5:02 a.m.

La alarma estaba programa para dentro de una hora más, pero así podría darme un baño y quizás relajarme de todo el ajetreo de anoche, podría comer algo e incluso salir a tiempo cuando Obanai me llamara. No estaba de ánimos, ni siquiera para salir pero sabía que esto me ayudaría a despejarme un poco, de todo lo ocurrido en las últimas semanas.

Desde hace unos días atrás, mientras conversábamos de este viaje, comencé a sentir algo raro en el pecho, un malestar, sin embargo, sabía que no era nada que tuviera que ver con mi salud. Tenía un mal presentimiento de este viaje, de lo que pudiera descubrir en él y de las consecuencias que aquello traería.

Tomé la ropa limpia que usaría en el día, una toalla y me dirigí al baño de al final del corredor, ni siquiera prepararía agua caliente, necesitaba reducir aquella ansiedad y el agua fría me ayudaría.

𝐕𝐎𝐋𝐕𝐄𝐑𝐓𝐄 𝐀 𝐕𝐄𝐑 ⊹₊̇ ── 𝑖𝑔𝑢𝑟𝑜 𝑜𝑏𝑎𝑛𝑎𝑖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora