𝟮.

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Kiyomi

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Kiyomi

No podía recordar la última vez que había sentido tanta paz, el corazón pleno, lleno y alegre. Las gotas de lluvia traían consigo un melódico golpeteo que parecía acabar con la ansiedad creciente en mi pecho y esa sensación de nervios que traía consigo los primeros días de clase.

¿Desde cuándo comenzó esto, este sentimiento de que algo me hacía falta?

Mi estancia en Estados Unidos había sido más necesaria que satisfactoria, no era algo que había nacido de mí como un deseo de aventura, yo realmente lo necesitaba. Tenía que salir de Kagaya antes de que todo comenzará a consumirme, pensaba que había logrado un avance pero, en aquella madrugada, todo regresó de golpe, brutal y doloroso.

Soñaba con un par de niños, ambos jóvenes e inocentes, sumidos en un gran dolor que no había impedido que ambos lograrán compartir un amor profundo y sincero. Un amor que fue callado apenas había sido confesado, hasta que su historia estuvo a punto de su final.

"-... Estoy tan agradecida, Obanai, de partir en medio de tus brazos... Desde lo más profundo de mi corazón, gracias."

Y, entonces, pude verlo. La chica que estaba muriendo en los brazos de aquel joven era... Yo.

Podía recordar su nombre siendo pronunciado por mis propios labios, Obanai. Un nombre que se sentía suave y gentil en el paladar, como el más dulce de los sabores y la más fina deas texturas. Un nombre que me hacía perder el hilo de mis pensamiento apenas de recordarlo. No era normal que los sueños siguieran una misma historia, que contarán lo mismo, una y otra vez por años y años.

Será qué...

-¡Kiyomi! -la bocina del teléfono me trajo de vuelta a la realidad, la voz desesperada voz de Shinobu me llamaba como si se tratara de un regaño- ¿Me estás escuchando siquiera?

-Lo siento, me perdí un poco -ella suspiró cansada al otro lado- ¿Qué decías?

-Kanae y yo queremos darte una bienvenida, tendremos una noche de chicas y quizás comamos mucha porquería.

-Suena bien -Shinobu renegó cansada, sus reclamos iban desde quejarse por mi falta de atención hasta reclamar que nuestra amistad parecía ya no importarme, con fingido dolor y dramatismo exagerado-. Te prometo que compensare todo el tiempo que no estuvimos juntas, ¿si?

-... Bien, bien. Pero más te vale cumplir con tu palabra.

-Te lo prometo -escuché golpes en la puerta de mi habitación-. Llegó mi madre, hablaremos después -colgué después de que Shinobu se despidió.

-Kiki -mi madre me llamó en tono meloso, alargando las vocales, llamó un par de veces más en la puerta y luego asomó la mitad del rostro con una sonrisa brillante, sacándome por completo de aquellos pensamientos extraños que me mantenían distraída-. Buenos días, corazón, el desayuno estará aquí en unos minutos. Despertaré a Inosuke y nos marcharemos en treinta minutos.

𝐕𝐎𝐋𝐕𝐄𝐑𝐓𝐄 𝐀 𝐕𝐄𝐑 ⊹₊̇ ── 𝑖𝑔𝑢𝑟𝑜 𝑜𝑏𝑎𝑛𝑎𝑖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora