Ambas - respondí.
Pues primero, creo que.... mi sonrisa? Puede ser? - dijo a carcajadas con inseguridad.
Pues si pero definitivamente tus ojos son... - respondí antes de darme cuenta y quedarme en silencio.
¿Mis ojos son que? - preguntó el.
Nada, creo que tengo que irme - añadí.
Espera! - dijo deteniéndome.
Tranquila, no voy a ponerte en un momento incómodo - dijo el.
Sigamos con la charla añadió.
Me tranquilíce.
Internamente lo que más me gusta de mi creo que es mi persistencia cuando realmente quiero algo! - dijo enfocándose en mis ojos.
El noto mis nervios y rompió el hielo.
¿Y a ti que te gusta de ti? Cuéntame - dijo el.
Pues... Físicamente creo que no lo sé, podría ser mi sonrisa - añadí.
No estoy de acuerdo - dijo el.
¿Porque no? - pregunté preocupada tapándome la boca.
El comenzó a reír.
No es lo único lindo de ti, podría decir que hay muchas otras cosas - dijo el con el rostro muy relajado y firme en mi.
Mi respiración se agitaban.
Y pues... Lo que más me gusta en mi interior creo que es la tristeza, el sufrimiento, todo lo que pase me hizo lo que soy ahora - respondí.
El sonrió otra vez.
¿Sabes que me gusta de ti? - Riben preguntó
¿Que? - pregunté está vez sin tratar de escapar.
Me gusta de ti, lo mucho que me gustas - añadió el al mismo tiempo que acarició mi rostro con cariño.
Se acercó poco a poco y Nuestra respiración comenzó a sincronizarse de la misma manera que el latido de nuestro corazón.
Nos acercamos de manera mutua, sin permiso, sin pedido, pero con un sentimiento tan diferente que solo el y yo entendíamos.
Sentí sus labios, se encontraban calientes como el fuego a diferencia de los míos que se encontraban muy fríos y resecos por la temperatura, pero me basto tan solo unos segundos para sincronizar también la temperatura de nuestros labios y cuerpos.
No sabes la locura que llevo por no permanecer más tiempo cerca de ti, me hiere y me mata por dentro - murmuró aún cerca de mis labios.
Acaricié su rostro terminando así ese beso con una dulce sonrisa.
Ya va a amanecer - añadí viendo la luz del sol a punto de nacer.
Quisiera que está noche fuera eterna para poder quedarme junto a ti sin que nada y nadie interfiera - dijo el.
Sonreí.
¿Crees que sea un problema? - pregunté.
¿Tu y yo? - preguntó el.
Si - respondí.
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Controlando El Don
Science FictionElla era solitaria y no sabía controlarse, el llegó de forma prohibida, se enamoró y todo sea acomodó.