Cap. 49 Succión de poder

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Staicy! - dijo esa voz.

Poco a poco lo sentía más cerca.

Mat me acorraló entre sus brazos en el momento que logró acercarse.

Necesito que mantengas la calma - dijo sosteniéndome con gran fuerza.

En ese mismo instante todo ese torbellino de emociones y desastres que yo misma había causado se desvaneció.

Mi nariz comenzó a sangrar nuevamente, estaba agotada.

Abrí los ojos con gran dificultad, mire a mi alrededor,había destruído el salón, todas me miraban con gran susto y los chicos con gran impresión.

Reaccióna! , te estás desvaneciendo - dijo Mat.

Todo volvió a ser negro otra vez.

Al abrir los ojos me encontraba en la enfermería.

¿Que paso? - pregunté aún desorientada.

Ya viene la enfermera - dijo Salma sentada a mi lado derecho.

Cerré los ojos de nuevo y apenas logré oír unas palabras.

¿Cómo está? - preguntó Salma.

Despertara pronto, le di un sedante para que descansará, sino no podría recuperarse - respondió la enfermera.

Era de noche, me di cuenta cuando desperté.

El suero se encontraba incertado en mis venas.

Salma entro por la puerta junto con las chicas.

Staicy! - exclamó en cuanto me vio despierta.

Todas sonrieron.

Al fin despertaste - dijo Kira.

Todas vinieron a verme - respondí.

¿Cuántas horas pasaron? - pregunté.

Dos días - dijo Fabi.

¿Que? No puede ser, estaré aún más atrasada - dije levandandome.

No puedes pararte aún - dijo Clau.

Pero me encuentro mejor - respondí.

Debe terminar el suero, no es normal que te desgastes tan rápido, que tengas epistaxis, es algo preocupante - dijo Salma.

Algo o alguien está succionando tus poderes de alguna forma - dijo Kira.

Eso nos mencionó el maestro Paulo, estaba muy preocupado - añadió Salma.

Destruí todo otra vez - añadí muy triste.

No te preocupes, pronto lo controlarás - dijo Clau.

Gracias - respondí.

Oímos la puerta tocar, todas mis amigas dieron vuelta.

Puedo pasar! - dijo la voz conocida de Mat.

Bien, los dejamos un momento - dijo Salma con el rostro pícaro.

Todas se levantaron y salieron de la habitación.

Hola - dijo el.

Hola - respondí aún débil.

¿Cómo te sientes? - preguntó.

Pues... triste, decepcionada, cansada y arta de todo esto - respondí al sentir caer una lágrima por mi mejilla.

Oye - murmuró limpiando mi rostro con suavidad.

Entiendo tu posición, pero lo controlaste, eso fue increíble - dijo el tratando de hacerme sentir mejor.

No lo hice, destruí todo, debí haber lastimado a mucha gente, ahora estaré en la boca de todos - respondí.

Eso no importa, en unos días más serás el ejemplo a seguir de muchos - afirmó con seguridad.

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