2- Mafia

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Me levanté del sillón de cuero sintético negro para así comenzar a caminar hasta la puerta.

Dale los papeles a Nadir.- Lo miré por el rabillo del ojo, es demasiado guapo.

Salí y caminé por el blanco pasillo, era algo depresivo estar en esta compañía de "seguros" yo estoy bastante seguro que todos aquí son unos amargados, bueno, por lo menos yo traeré algo de brillo a sus vidas.

Sonreí para mí.

Abrí la puerta de la oficina personal de Nadir, el antes me había explicado como funcionan las cosas aquí:

Las personas nos contratan bajó la premisa de una compañía de seguros, envían sus peticiones por ejemplo:

"soy el presidente de X país, protejanme" , luego estas propuestas las reciben los trabajadores, yo estoy en la rama de asesinatos así que rara vez me tocará cuidar a alguien.

Estas propuestas si los empleados las aceptan se envían de nuevo a Nadir para que contacte a los clientes y completar el encargo, eso es todo.

Algo confuso al inicio pero sencillo al final.

Al entrar vi a la secretaria de Nadir, Abril estaba protegiendo la puerta de su superior.

Pasé a su lado mostrándole las hojas, ella sabe lo que significa.

Jefe, aceptamos este encargo.- Le dí las hojas en la mano, se veía algo estresado, supongo que el estar todo el día manejando muertes y demás te pone así.

Bien, yo los llamo cuando contacte al cliente, retírate.- No quiero hacerlo enojar, parece que quiere golpear a alguien.

Sin más salí de allí cerrando las grandes puertas con oro en las manijas.

Cein, ven aquí.- Abril me llamó con la mano.

Sabes, quería saber... ¿Me podrías dar algún tip de defensa personal? Últimamente los clientes se pasan de la raya.- Dijo esto mientras bajaba su minifalda.

Golpea sus ojos o estómago.- No quiero perder tiempo aquí, quiero volver con Diego.

¡Oh!, E-está bien, gracias Cein.- Me sonrió.

Asentí con la cabeza.

Escuché un suspiro de su parte...

Regresé por el depresivo pasillo volviendo a entrar a la preciosa oficina del 10 manos.

Regresé guapo.- Caminé vacilante hasta llegar a su escritorio para así posar mis codos en la orilla.

¿Que quieres?.- Sus ojos me veían detenidamente, puede ser lo más rudo posible, pero aún así me seguirá enamorando.

A ti.- Toqué una de sus manos a lo cual el simplemente quitó rápidamente para después aclarar su garganta.

Hey, me acaba de llegar un mensaje del jefe, nos aceptaron para el trabajo, prepárate.- Vi como se iba hacia lo que parecía ser un baño.

Observé el lugar un momento y me dí cuenta de unos magníficos guantes de cuero sintético negro en su escritorio, los tomé y me los coloqué, en realidad no uso guantes, nunca estoy cerca del área como para que necesite huir y dejar mi arma por ahí.

El último suspiro ; RobarcaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora