El Ángel de Oro: en busca de "El Dorado"

Capitulo 12

-Hoy no es domingo- agregó Ted, puesto que razonaba que las pistas servirían si fuera Domingo

-Pero podríamos pedirle al equipo que investigue cerca de la laguna y tenemos permiso de excavar en un diámetro de 1 kilómetro alrededor de la laguna- sugirió María

-Está bien, pero antes de partir tierra quiero saber una cosa ¿encontraron algún templo donde hacían ese ritual?- le preguntó Ted a Eric

-Es una casucha que se estima fue hecha en el siglo XIII, pero cada vez que voy está vacía, creí que allí estaría Samantha- comentó Eric

-Debo ir allí, ese templo debe ser la pista de Orellana. Gracias Eric, debemos irnos- 

María y Ted salen de la cabaña mientras de lejos ven que André se acerca de lejos

-¡Ted!- exclamó Andy mientras se acercaba a Ted

-¿Qué? ¿ya te mejoraste?-

-Si, ustedes ya se estaban tardando ¿Qué descubrieron?-

-Al parecer hay un templo bajando el lago, allí es donde se hacía el ritual del oro en polvo de los muiscas, así que ¡Vamos!- dijo Ted, antes que Jane Goodsen lo interrumpiera

-Espera Theodore, en el tiempo que informamos que ustedes llegaron a Guatavita, una persona quiso seguir la investigación personalmente- dijo Jane mientras salía de un helicóptero un hombre de traje y dos de sus guardaespaldas

-Un gusto conocerlo joven Ferdinand, soy Maximilian Papper, quien le ha pedido la investigación de la Ciudad de El Dorado- se presentó Papper, un hombre de 1,75 metros, canoso y de ojos verdes

-Bueno creo que usted ya escuchó y...- decía Ted, sin embargo Papper lo interrumpió

-Espere un momento joven Ferdinand... déjeme explicarle una cosa. Usted no es el único arqueólogo que he contratado. Los otros arqueólogos, no querían llegar tan lejos- dijo Ted

-...¿a que se refiere?-

-Usted ha sido el único que logró descifrar la ubicación del famoso templo donde los muiscas hacían su ritual... no necesito escuchar su descubrimiento, en realidad mi deseo era encontrar donde los Muiscas hacían ese famoso ritual, usted me ha llevado ahí y finalmente encontraré la ciudad perdida del oro- exaltó Maximilian, con una despiadada sonrisa 

-Sr. Papper, usted no entiende, aún no hemos resuelto nada, ni siquiera sé si ese templo dará con la ciudad de El Dorado- trató de disuadir Ted a Papper

-¿Pero que acaso olvida usted que el libro de Orellana fue escrito por frailes católicos? Los arqueólogos anteriores que contraté concordaban que El Dorado se encontraba cerca de un templo, ya dimos con él, gracias, pero está despedido-