- Me gustas..-

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Abro una alacena. Nada. Abro la siguiente. Nada. Solo quedan paquetes de galletas vacíos y frascos de dulces, también vacíos. Veo también en la heladera. Jugo, manzanas negras de lo podridas que están y cajas de leche. Obviamente vacías. Mi estómago cruje con fuerza. Necesito comer ¡ya!. Tendré que comprar. Pero mis bolsillos están vacíos como siempre. En mi habitación, comienzo a dar vuelta todo. En busca de un billete. Y si tengo mucha suerte, comida. Pero no. Nada. Ni dinero. Ni comida. Y para sumarle a esto. Mi cuerpo esta pidiendo a gritos esa sustancia de la cual soy tan adicta. Necesito droga. Necesito cocaína. Mi cuerpo comienza a transpiran en frío. Pero mi sangre hierve de la necesidad. Más no puedo sentir. Necesito dinero.

Salgo del piso, directo al barrio Sur. Hace ya mucho tiempo que no me acerco a esa zona. Se puede decir, que es el doble de peligroso a comparación de los demás. Trato de recordar, y si. Es un lugar en donde conseguir algo, es fácil. La gente no sale de sus casa luego del medio día. Todo se detiene. Y comienza a oscurecerse. Pero no porque llega la noche. No. Sino por como todo se vuelve negro. Los traficantes, los maleantes. Todos ellos salen. Y el barrio vibra del medio.

Cuando llego. Trato de hace memoria del lugar. De mis días de gloria, de la gente con la que me relacionaba. Veo todo esos negocios, en los cuales yo robaba. Veo a esas personas. A esos jóvenes. Con los cuales pasábamos horas y horas fumando marihuana, y ingeriendo cocaína.

Llego a los pisos de Andrés. Un joven compañero de "trabajo". Entro al complejo en busca de él. Hasta que veo a su grupo. Todos rostros conocidos. De esos, que al ver por primera vez, me espanté. Repletos de tatuajes y perforaciones en lugares poco comunes. Altos y corpulentos. De una raza diferente. Todos han crecido y no puedo diferenciarlos bien. Obviamente no recuerdo sus nombre, como de costumbre.

Me acerco a ellos. Uno me ve, y le susurra a los demás. De pronto todos están dados vueltas. Y me sonríen con euforia.

- ¡Miren quién ha vuelto señores!- grita unos. Mientras que los demás aplauden y ríen. Se puede ver a distancia la droga que llevan encima. Su olor. Sus ojos. Mi cuerpo se tranquiliza. Pero aún sigo temblando.

-¿Y Andrés?-.

Entre ellos, se intercambian miradas sospechosas. Como si un secreto entre ellos, esté alrededor nuestro.

-El ya no es de aquí.- dice el joven que hablo al principio. Su voz suena distante. Los demás siguen intercambiando miradas. Miradas frías y sobrias. -Pero puedes hablar conmigo.-

Un nuevo Andrés. Un nuevo líder del grupo.

-Soy Brad, y tu eres Anna ¿no es así?.-

-Tengo que aplaudirte. Sabes mi nombre.- digo desafiante.

Los demás ríen y abuchean. Brad también ríe. Su cabellos es al estilo militar. Su rostro está lleno de tatuajes. Que bajan por su cuello. Una pinta bastante escalofriante.

-Los rumores sobre ti eran ciertos. Eres graciosas dulzura.- dice con diversión. A mí solo me causa repugnancia. Toma mi barbilla con su mano. Pero la saco de un tirón.

-No me toques..- digo entre dientes.

Las risas aumentan. Y por su parte también.

-¿Y que? Vienes aquí.. Supongo que Buscarás un buen hombre. Para pasar una buena noche.- una sonrisa burlona aparece en su rostro, y una ganas enorme de vomitar en mí.

No soy una chica buena.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora