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Taeyong estaba seguro que estaba teniendo la peor suerte del mundo y realmente así había sido toda su vida, pero antes no le había importado demasiado, era parte del día a día y ya estaba bastante acostumbrado, salvo que en aquel preciso momento realmente lo odiaba.

Le habían negado la tutoría de Chenle.

Eres un buen chico Taeyong, yo podría dar fe y legalidad de ello, pero hace falta más que solo eso.

Y él sabía que era cierto, pero ingenuamente quería creer que podía lograrlo solo.

Decidió volver al trabajo, no le quedaba más que continuar trabajando, sentía como los ojos picaban y las ganas de llorar de la impotencia llegaban de golpe ¿Por qué tenían que juzgar su situación y no lo demás? Él podía perfectamente cuidar de Chenle, podía ofrecerle una buena vida, quizás no de lujo, pero bastante decente, además del inmenso cariño que podía darle ¿Por qué no le daban la oportunidad de demostrarlo? Podía asegurar que trabajaría día y noche para que estuviera bien.

— Maldición ― lanzo los papeles con furia ― ¡Te odio! ―

— ¡¿Qué te pasa idiota?! ― se dio cuenta de que los papeles fueron a dar contra un pelinegro ― ¡¿Acaso perdiste la cabeza?! ¡¿Te volviste loco?! ―

— ¡Sí! ¡¿Y qué?! ― contesto completamente furioso, como si aquella persona hubiera sido quien le negara la tutoría, como si esa persona tuviera la culpa de absolutamente todo lo malo en su vida ―

— ¡¿Cómo que y qué?! ¡Eres un completo loco! ―

— ¡¿Quieres problemas?! ¡Ah! ¡¿Los quieres?! ― grito caminando hacia él de forma retadora ― ¿Crees que no puedo? ¿Crees que no sería capaz? ¡Pues soy perfectamente capaz de eso y más! Yo...podría hacerme cargo de él ―

Suspiro casi derrotado, no tenía caso hacer más problemas donde no los tenía, es solo que estaba tan enojado que quizás necesitaba dejarlo salir o solo necesitaba que alguien lo regresara a tierra, simplemente no quería fallarle a Chenle como sucedió con Ten, del cual hacía meses no tenía noticias.

Ese era otro tema que no lo estaba dejando dormir, el no saber nada de Ten, pronto sería su cumpleaños y tenía la esperanza de que este no faltara a su palabra y lo llamara ese día.

Porque lo necesitaba.

— ¿Te pasa algo? ― pregunto el pelinegro sin obtener atención ― Tarado ― le dio un golpe en la cabeza que lo hizo reaccionar ― ¿Estás bien? ―

— Estoy peleando con un extraño, dime ¿Eso te dice algo? ―

— Pues que eres un idiota, pero eso es normal, tengo un amigo que tiene la misma etiqueta ― le sonrió ― Soy Doyoung ―

— Taeyong ―

— ¿Quieres hablar? ― pregunto el pelinegro sin saber porque, después de todo él tenía muchas cosas que hacer, como para escuchar a un extraño quien parecía no estar bien ― Quien dice que podría ayudarte ―

— ¿Puedes entregarme la tutoría de Chenle? ― suspiro ― Esta bien, me ayudará a hablar ―

Pronto se encontraron en una cafetería, pidieron un par de cafés, unos bocadillos y finalmente tomaron asiento, increíblemente no parecían incómodos, pero Doyoung noto de inmediato lo frustrado que parecía el rubio.

— ¿Y bien? ¿Quién es Chenle? ¿Y por qué quieres tan desesperadamente su tutoría? ― pregunto finalmente Doyoung ―

— Es una larga historia ―

Big chances, Big mistakesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora