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Alrededor de un mes después de conocer a Soobin el primer año de secundaria, Beomgyu fue invitado a su casa. Le pareció inusual, ya que por lo general los nuevos amigos salían a pasear a algún parque cercano o a comer algo en el café, pero no lo rechazó, porque en ese entonces no había visto suficientes películas de terror y secuestros.

Afortunadamente, Soobin no era un psicópata asesino, sólo quería que conozca a sus padres y que sus padres lo conozcan. Sólo con eso, Beomgyu tuvo la impresión de que era bastante cercano a ellos, a diferencia de muchos jóvenes de su edad.

La casa de los papás de Soobin estaba decorada por reliquias y otros artefactos religiosos curiosos, desde simples cruces hasta imágenes gigantes de la divinidad. Beomgyu también había crecido con padres religiosos, pero incluso a él le intimidó un poco, ya que su hogar ciertamente no irradiaba la misma energía.

Cuando tomó asiento en el comedor, lo primero que hicieron fue tomarse de las manos para una oración. Al mirar a Soobin de reojo, Beomgyu notó que mantenía los ojos cerrados al murmurar las mismas palabras que el patriarca guiaba, el primer signo de su devoción. De igual forma, procuró ser respetuoso y seguir el proceso de agradecimiento antes de comenzar a almorzar.

一Ah, Beomgyu... 一llamó el padre de Soobin, en medio de su conversación一, eres hijo de Choi Jinwoo, ¿cierto?

一Sip. 一El aludido asintió, sonriendo一. ¿Lo conoce?

一Precisamente, fui su catequista. 一Alzó las cejas y puso una mueca indescifrable, que dejó un sentimiento de desconcierto en Beomgyu一. Lo recuerdo como un buen chico, así que seguro tú eres igual.

一Ah, genial... 一murmuró, junto a una risilla nerviosa.

一Fueron buenos tiempos, aunque habían algunos niños un tanto... 一pausó el señor, tomando un suspiro一, diferentes. Se notaba que los metieron a catequesis para que vuelvan por el buen camino, pero eran difíciles de tratar.

一¿Cómo así? 一indagó Beomgyu, de lo que se arrepintió de inmediato.

一Ya sabes, a esa edad son jóvenes, rebeldes, de esos que siguen las modas y se pintan el pelo o quieren hacerse marcas satánicas en el cuerpo, incluso en esos tiempos. Tenía bajo mi cargo a un par de chicos sospechosamente cercanos, y una vez los encontré durmiendo en la misma cama. Recé por ellos, pero tuve que avisarle a mi superior de todos modos. Supongo que los castigaron como merecían.

Bastante incómodo, Beomgyu sólo asintió, notando que Soobin y su madre no pensaban hacer ningún comentario al respecto, y no parecía ser la primera vez que escuchaban aquella historia.

一Me sentiría muy triste si fuese padre de un pecador así... 一El señor volteó hacia su hijo, sonriendo一. Pero felizmente fui bendecido con un buen hijo.

Soobin forzó una breve sonrisa, enfocándose principalmente en su comida. Beomgyu sintió un estrujón en su pecho que estaba seguro que su amigo también sintió, imaginándose el peso que ese tipo de comentarios debían tener sobre él.

一Cariño, sírveme más sopa, ¿quieres? 一Le pidió el señor a su esposa. Inmediatamente, la señora tomó el tazón de su marido y obedeció a su pedido, sin recibir siquiera un "gracias" a cambio.

Ese encuentro fue suficiente para que Beomgyu supiera que Soobin había crecido en un entorno tradicional y socialmente conservador, por lo que prefirió no detallar aspectos sensibles en su amistad. No le tomó mucha importancia y no lo vio como menos agradable, porque, de todos modos, la mayoría de familias que inscribían a sus hijos a un colegio como San Pedro eran parecidas. La homofobia y misoginia casual eran normales.

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