Declarar tus sentimientos a alguien, una tarea fácil para los audaces, y difícil para aquellos sensibles que quieren proteger su corazón de un rechazo.
Kim TaeHyung, hipnotizado por la imagen del perfecto Jeon JungKook, era de aquellos audaces, quer...
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Al final de las primeras fisioterapias, el diagnóstico fue un esguince de tobillo de segundo grado. JungKook se encontraba avergonzado y SeokJin lo estaba reprendiendo con su silencio, estaba por darle paso a su habitación y seguía sin dirigirle la palabra.
Cuando lo ayudó a acostarse sobre el lecho, se le ocurrió que talvez podía hacer unas cuantas bromas para romper el hielo, su hermano no le dejaría el chiste fundiéndose.
—Te traeré de comer en un rato—pronunció mientras acomodaba la almohada en la espalda del pelinegro con la mirada en el suelo.
—Relájate, mi hígado no se puede romper, hyung—apuntó con una enorme sonrisa, su primer intento por hacer comunicación con el mayor.
SeokJin le dió la espalda.
«Ahora sí está enojado»
—Hyung—llamó, el pelimorado se dió la vuelta y se recargó en el marco de la puerta—Lo siento.
SeokJin negó con la cabeza
—JungKook, saliste con secuelas de ebriedad—comenzó a recapitular, en una expresión seria que provocó que el pelinegro se encogiera de hombros—No obstante, siendo consciente de eso, decidiste jugar un partido de basquetball con la cancha en mal estado—no se atrevía a mirarlo a la cara, aunque podía ver su rostro recriminándole todo eso en su cabeza—Y para finalizar, te dejaste llevar por tus impulsos, no te importó tu estado, fuiste imprudente y terminaste lesionándote.
—¿Cómo sabes cómo me lesione?—preguntó impresionado, no estuvo ahí y no pudo verlo jugar.
—No necesito ser mago para deducirlo, con ese chico jugando, te puede pasar de todo—respondió sin expresión—Sabes que voy a castigarte, ¿Verdad?
Asintió levemente, era responsable de él después de todo.
—Y sabes que también debo volver a Seúl—dijo de pronto y JungKook perdió el rumbo de la conversación, ¿Seúl?
—¿Entonces?
—Tu castigo es que no podrás salir a ninguna parte en dos semanas—dijo, enseñando su dedo índice—Sólo podrás asistir a tus terapias—agregó con el dedo medio.
Eran vacaciones, y se perdería la mitad.
—Tú te harás cargo de cumplir lo primero—explicó y JungKook se rascó la cabeza—Estoy por terminar el sexto semestre y voy a regresar a Seúl mañana, no puedo cuidarte.
—Oh—entendió, sintiéndose idiota por no hacerlo antes.
—Dos personas lo harán por mí—explicó y se escucharon pasos por el piso de abajo, el pelinegro tenía una expresión patidifusa—A una yo se lo pedí y la otra se ofreció.
