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—Buenas tardes, bienvenido, ¿Nombre del paciente?

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—Buenas tardes, bienvenido, ¿Nombre del paciente?

—Ko JungNa, por favor.

—Pasillo 7, habitación 2.

—Gracias.

TaeHyung siguió las instrucciones de la recepcionista con tranquilidad, apenas alcanzando a leer el número de cuarto dentro del pasillo, puesto la jauría de enfermeros y doctoras que salían de las mismas con camillas, sueros, etc.

Qué laborioso y estresante trabajo el que emprendían los del apartado de salud.

Su labor como psicólogo consistía en solo pasarse sentado las horas de trabajo escuchando, anotando y hablando, a menos que quisiera inmiscuirse en el intenso ambiente de un psiquiátrico, lo cual evitaría, dado que trabajar bajo presión y a cargo de varios pacientes a la vez traería menos beneficios de lo que se esperaría de un maestro de deportes rechoncho.

Traía consigo un ramo de chocolates blancos enrollados en un papel kraft amarillo. Aún conocía a su mamá, y aunque no fuera capaz de hablar mucho con ella, seguro que la alegraba con su postre favorito.

Empujó de la perilla despacio, encontrando el cuerpo de su madre conectado a los mismos tubos que hace dos semanas, sus ojos estaban puestos en la ventana, donde puede que el cielo azul de medio día le dijera un cálido "Hola". Caminó con rectitud hacia la silla enfrente de la cama, a ella siempre le desagradó que estuviera encorvado, y sintió un golpe directo en el corazón al momento en que los iris de su mamá lo apuntaron, y de ellos nació una sonrisa junto con un gemido de felicidad brotar de sus labios débiles.

—Hola, mamá—sacó con un suspiro encantador—Perdóname, la semana pasada no pude venir porque los proyectos de la universidad me tenían atado a la pared...

Su respuesta fue un suspiro, seguido de un tenue...

—No.

TaeHyung acercó la silla al borde de la cama, de donde colocó con delicadeza su mano encima de la de su madre, la besó con cariño y se acercó a ella al notar que quería decirle algo.

—¿Cómo estás?

Dios, era tan difícil...

Antes de que enfermara, las veces que le hacía esa pregunta de manera honesta podía contarlas con los dedos de las manos, y verla ahí, al borde de... eso, poniéndolo primero a él y sus emociones, trataba de contener su ira para no lanzar por las escaleras lo que encontrara a su paso.

—Estoy mejor siempre que vengo a verte—respondió de manera suave—Hoy fui a ver a alguien, acaba de regresar hace unos días, ¿Quién crees?

—No soy adivina, TaeHyung.

Verla siendo ella misma lo tranquilizaba bastante, y siempre era un placer que algunas cosas nunca cambiaran.

—Vi a JungKook, mamá—las pupilas de la mujer se dilataron al escuchar ese nombre, poniendo la boca en o, poniendo en duda lo dicho—Te juro que lo he hecho, fui a llevarle comida porque... me hizo un favor muy vergonzoso.

La mirada que le propició su madre le dijo muchas cosas que lo hicieron sonrojarse, provocando que se mostrase ofendido y atacado por ella.

—Ma, no lo hice con esa intención—ella revoleó los ojos, risueña—Sabes, fue lindo verlo. Me invitó a desayunar antes de venir aquí y hablamos. Supe sobre sus viajes, las cosas increíbles que ha hecho desde que se fue a Nueva York, lo complicado que fue para él adaptarse a su nueva vida... quise contarle muchas cosas también, aunque sólo pude contarle de mis buenas calificaciones y de ti, se puso feliz por mí, y dijo que vendría a verte en cuanto pudiera.

Su madre hizo un ademán con los párpados, sintiéndose contenta y atrapada con lo que su hijo narraba para ella.

Pasaron varias horas así, TaeHyung hablando sobre lo que hizo en las semanas que no la vio, las cien desgracias que le ocurrieron a lo largo de los días, e incluyó anécdotas que atesoraba de cuando era pequeño, con las cortas frases que JungNa agregaba como retroalimentación. Anocheció, la hora de visitas estaba por cerrar y sus ganas de encadenarse a la cama con tal de no irse se hacían aún más grandes con el pasar de los minutos en el reloj.

Con ímpetu, seguía contando sus historias, ignorando la hora, sin embargo, había alguien que sabía lo que debía hacerse en la habitación. Su madre lo interrumpió.

—Amor—recibió la atención del menor de sus hijos, su rostro consciente de lo que estaba por decirle—Vete.

—Pero...

—Vete.

Luchó contra sus cadenas interiores, que muchas fuerzas imponían con tal de evitar lo inevitable, de forma inútil. Recobró la compostura, acordándose de que era su madre, y lo menos que podía hacer era obedecerla, por mucho que le doliera.

Alcanzó unos post-its de la mesa de noche, un bolígrafo, y encima dibujó un ratón en la rama de un árbol, durmiendo bajo una manta a cuadros, arriba globos de corazón, y dentro de ellos "Te amo".

—Volveré mañana—prometió, dejando con pesadez un beso sobre la frente de ella—Duerme bien, y recuerda siempre que te amo.

—Yo siempre más—contestó su madre, sin dejar la costumbre de ser quien diera la última palabra, dejándolo con una sensación bonita en el pecho.

Finalmente salió del cuarto, llenando su nombre en la tabla de visitas, agradeciéndole a las enfermeras antes de salir y pedir un taxi rumbo a su departamento compartido.

Finalmente salió del cuarto, llenando su nombre en la tabla de visitas, agradeciéndole a las enfermeras antes de salir y pedir un taxi rumbo a su departamento compartido

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Si estás leyendo esto, quiere decir que sientes un compromiso con esta historia,
porque también es cierto que la abandoné hace un año jajaja.

Así que gracias por tenerle ese pequeño cariño que le tienes,
espero disfrutes de lo que queda de esta linda y larga historia.

Purple them...

ཬ𝖡𝖾𝗒𝗈𝗇𝖽 𝖬𝗒 𝖨𝗆𝖺𝗀𝗂𝗇𝖺𝗍𝗂𝗈𝗇ཬ // 𝖠𝖴-𝖪𝗈𝗈𝗄𝖳𝖺𝖾//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora