Declarar tus sentimientos a alguien, una tarea fácil para los audaces, y difícil para aquellos sensibles que quieren proteger su corazón de un rechazo.
Kim TaeHyung, hipnotizado por la imagen del perfecto Jeon JungKook, era de aquellos audaces, quer...
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Temprano en la mañana, el sol resplandece, enviando rayos de luz gentiles a la ventana de TaeHyung, quien al recibirlos despertó sin abrir los párpados, y ya que aquella luminocidad no lo lastimaba, un sentimiento de extrañeza lo llenó, pues no no recordaba haber cerrado las cortinas.
—¿Hoy no me odias?—le preguntó al sol, queriendo pelear con él de forma divertida. Se sentó en la cama, recuperando la consciencia de modo que lograra prepararse mentalmente para el resto de su día.
Pero llegaron sus recuerdos a aniquilar la parsimonia mantenida.
"Siempre le gustó cargar de sus piernas mientras le sostenía la espalda. En el momento que lo hizo, el castaño recargó su cabeza en su pecho, dejándola reposar ahí un buen rato.
Se despertó y se sujetó a su cuello duramente, negándose a soltarlo.
—Hola—sonó somnoliento, habló quedito.
JungKook sonrió—Hola."
«No puede ser, no puede ser »
Se cubrió la boca con las sábanas, no creía que lo que estaba viendo en su memoria en verdad haya pasado, quería arrancarse la cabeza, meterla en una caja y enviarla por paquetería a Suecia.
Parecía un oso panda, estaba pegado como chicle, y no era su novio, ni siquiera ya su amigo, ¿Qué le pasaba?
"—¿Me veo mejor que las rubias de Estados Unidos?"
«Mierda no, eso no»
"—Sí, mucho mejor que ellas."
—¡Qué caraj...AHH!
TaeHyung cayéndose de la cama sucedió como un estruendo que alertó a los dos arrendatarios que cuando escucharon el ruido se encontraban estudiando en una misma habitación, e inmediatamente captaron oyeron el cuerpo cayendo al suelo, y el grito, dejaron sus libros en la cama y salieron disparados hacia el cuarto del castaño que encontraron tirado en el piso junto con su colcha sobre él y las sábanas corridas y arrugadas.
—¡Tae! Por Buda—NaYeon fue la primera en acercarse, poniendose de rodillas en el suelo para descubrir a su compañero de casa que tenía los ojos abiertos, como si hubiera visto un fantasma—¿Estás bien?
—¿Por qué tu cara está tan roja?—SeungMin se agachó de piernas para verlo a menor distancia, entrecerrando los ojos queriendo descubrir la expresión del menor sin sus lentes.
—¿Roja? ¡Claro que no lo está!—empezó a hablar nervioso, riendo en cada frase mientras intentaba cubrirse el rostro—Es... es... TENGO FIEBRE—se puso la colcha en la cara, deseando que lo que vio en sus recuerdos fuera mentira y sólo producto del alcohol en la sangre.
