Declarar tus sentimientos a alguien, una tarea fácil para los audaces, y difícil para aquellos sensibles que quieren proteger su corazón de un rechazo.
Kim TaeHyung, hipnotizado por la imagen del perfecto Jeon JungKook, era de aquellos audaces, quer...
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10 de noviembre 2021
—TaeHyung, entiendo el problema, pero no puedo ponerte más de 5 en la calificación de tu memoria.
Estupendo.
Resultaba y acontecía que el idiota de su compañero al que le entregó la otra mitad de su examen le mintió, y fuera a saber Buda dónde estaba, pero el caso era que ya no lo entregó.
Tan sólo pensarlo le daba dolor de cabeza, quería matar a ese chico.
Finalizando la clase recogió con rapidez sus cosas, esperó a que el grupo saliera del aula y caminó frenéticamente hacia donde el chico del USB charlaba con sus amigos y le arrebató la hoja de su examen de las manos.
—¡Hey!, ¿Qué te pasa?— se quejó, pero lo ignoró, prestándole especial atención al número de aciertos que tenía colocado en la parte superior izquierda.
—Dayan—leyó el nombre, viéndolo mientras jugueteaba con el examen—Gracias por llevarte mi memoria.
El chico comenzó a tartamudear.
—No hay de qué, su-supongo.
—Sí, pero, por si no sabías, la basura no es un profesor, listín.
Sus amigos lo miraron entre risas.
—No te preocupes, lo voy a entregar de nuevo. Debió ser mucho trabajo llevarlo por mí.
—No fue nada.
—El escrito vale la mitad, estoy a salvo, ¿Cómo te fue a ti?
Estaba mirándolo fríamente para cuando TaeHyung respondió su propia pregunta.
—Un 3, ¡Vaya número! ¿Sabías que es el favorito de mi hermano?
—TaeHyung...
—¡Yo saqué un 10! Por poco, ¿No te parece excelente?
—TaeHyung, no...
—¿No? Pero si aquí lo dice—se acercó con más plenitud, señalando la esquina firmada—¿Lo ves?—golpeó una vez la hoja contra sus ojos—¿Ya lo ves? ¿O acaso además de ser patético en mate no sabes leer?—golpeó más veces contra él, cada una más fuerte—¡¿Deberían regresare a la primaria para que aprendas a sumar?
—¡Suficiente!—el chico lo apartó y gritó con la cara enrojecida.
—¡Estoy de acuerdo!—tomó de dos extremos la hoja y la rompió, con el rostro del muchacho petrificado—Ay, no te preocupes, ya está registrada tu calificación, te hice un favor, nadie tendrá que ver ese asqueroso número.
—Eres...
—¿Soy qué?—metió las manos en los bolsillos y sonrió al ver cómo callaba—Dayan. ¿Me tienes envidia? ¿Te enfurece que saque buenas calificaciones mientras tú de suerte sigues en la carrera?—el mencionado miró al piso, dándole seguimiento a sus palabras— Soy una buena persona, pero no te confundas, que tu vida apeste no te da razones para querer arruinar la mía, así que si intentas hacerme algo creyendo que no voy a responder, porque soy un puro angelito, te equivocas.
