Eva
Era un día nublado, húmedo y gris, lo único que podía distinguir entre la pequeña neblina y el agua en mis ojos eran personas vestidas de negro cabizbaja, estábamos al aire libre, pero no sentía la vida de la naturaleza al mi alrededor, solo sentía la muerte junto en frente de nosotros.
Estábamos en el entierro de Esther, Thea y Simon.
A mi derecha tenía a Rapha y del otro lado a Franziska, detrás de nosotros se encontraban los demás chicos, todos estábamos mal, no había excepción para la tristeza, los más sensibles solo se dedicaban a llorar, como Nath, Stefan y Marina, y otros ahogábamos nuestras penas en el interior, esperando algún día no estallar.
En un abrir y cerrar de ojos el cielo se tornó azul oscuro, dependiendo de un hilo el dejar caer gotas, y así sucedió unos momentos después, provocando una llovizna muy fuerte.
El entierro ya había terminado, por lo que la mayoría salió corriendo hacia sus coches o debajo de los árboles para no agarrar un resfriado, al contrario de mí y unos pocos que se quedaron para decir el último adiós.Pero algo me desconcentró, a lo lejos logre distinguir una sombra, parecía espiarnos, así que despacio y sin ánimos me acerque para matar mi curiosidad, pero lo que vi me dejo temblando fuertemente, y no era solo porque estaba completamente empapada debido a la lluvia, se debía a que en aquel terreno rodeado de árboles y vegetación había dos cuerpos, y sin más reconocimiento sabía que eran Simon y Thea.
Mi cara mostraba confusión y miedo. Ellos tendrían que estar ya enterrados, me acerque y me arrodille frente a Simon, él había y sigue siendo mi mejor amigo, al igual que Thea.
Estaba pálido, como cualquier muerto, lo toque y me estremecí de pies a cabeza por el frío que emanaba. Y con un fuerte rayo que había aterrizado a unos metros de distancia una sonrisa se esparció por mi cara.
Me levanté de allí mareada, sentía que había perdido el control de mi cuerpo por un instante, sentía unos pequeños segundos sin recuerdos, como si me hubiera perdido, mire otra vez a los cuerpos y ellos ya no estaban ahí, parecía como si se hubieran levantado y salido corriendo. Aun mirando hacia la nada me tocan el hombre, y claramente asustada volteo rápidamente encorándome con un preocupado Rapha.
—Tranquila, soy yo
—Pensé que... no importa...
—¿Qué haces aquí?
—No lo sé, yo vi una sombra y solo tuve un instinto de seguirla, no sé qué paso luego, siento como una laguna en mi cabeza
—Dios por favor no vuelvas a hacer eso, quizás era ella llamándote para matarte aquí, por favor no te vuelvas a ir sola— añadió mientras me abrazaba y verificaba que no tuviera alguna herida
—Yo... Yo vi algo
—¿Qué viste?
—Eran Simon y Thea, pero no vivos, eran sus cuerpos, y lo más extraño es que los pude tocar
—Pero Simon y Thea están enterrados ¿Estás segura de lo que viste?
—Estás llamándome loca, justo en este momento Rapha?— dije mirándolo decepcionada
—No, no cariño, solo que me parece ilógico
—Y es en este momento en donde deberías dejar de pensar con lógica— terminé de decirle y me fui de allí sola y enojada
No podía creer que en este momento me estuviera tratando de loca, acababa de presenciar la muerte de Esther, y estábamos además en el funeral de Simon y Thea, yo entiendo que esta es su forma de afrontar los hechos, pero venir a tratarme de loca, eso me lastimó.
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Los chicos por su parte se encontraban en dos grupos, uno sobre la camioneta de Armando y otros caminando hacia la salida del cementerio. Cuando de repente llega Rapha corriendo con un cuerpo en brazos, era Eva y había sido chocada por un auto.
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MARÍA SANGRIENTA©️
HorrorLe bastó una sola noche de películas y juegos a Eva para que se vuelva loca. * * * * Eva Ademaro, estudiante normal, con normales amigas y normales costumbres. Todos los fines...