C . 18

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Eva

Amanecí totalmente descansada, me sentí cálida, protegida, y no sé si decirlo metafóricamente o físicamente, porque tenía un brazo rodeándome la cintura. Un hombre acostado a mi lado, notaba que respiraba pacíficamente pero no podía ver quien era, porque estaba de espaldas a él y no quería despertarlo.

Aunque no tuve que terminar haciendo nada porque él solo despertó y me volteo dándome un beso en los labios.


—Buenos días, Eva ¿Cómo te encuentras?— dijo Nathaniel acariciando mi rostro con ternura y preocupación en sus ojos.

—En perfectas condiciones... Nath, sé que esto te va a parecer extraño, pero no recuerdo llegar aquí. ¿Qué pasó?

—Entonces si lo estabas— dijo mirando perdido hacia ninguna parte

—¿Estaba?

—María... Lo raro fue que no intentaste asesinarme, solo estabas un poco, como decirlo...— dijo poniéndose rojo –un poco más ¿salvaje?— comenzó a reír de los nervios

—Ay carajo— lo miré avergonzada – ¿Pero tú estás bien? ¿No te hice daño?— lo miré preocupada buscando alguna señal de malestar

—Te lo puedo jurar, estoy completamente sano

—Bien, entonces— lo mire finalmente a la cara —¿Qué pasó?

—Ayer a la tarde, cerca de la media noche, llegaste aquí, tocaste la puerta y te tiraste arriba mío, no me malentiendas por favor, estabas llorando, dijiste que un cerdo te había torturado y todo estaba planeado por Rapha. Me pediste quedarte aquí y que no le dijera nada a él. Luego cenamos tranquilos, hasta ese momento pensé que eras tú, no había signos de posesión, hasta que en un momento, bueno, se calentaron un poco las cosas y fue como si en ese momento hubiera salido un tigre dentro de ti— termino la frase entre risas nerviosas –y eso es todo lo que pasó, voy a pasar detalles obvios. Se me hizo un poco raro ese comportamiento, y por un momento vino eso a mi cabeza, pero como no estabas intentando nada sanguinario solo deje fluir las cosas. Ahora que me dices esto, es un poco extraño


Mire la habitación, era la de Nath. Él vivía en una pequeña casa de dos pisos, vivíamos en un pueblo pequeño, no existen grandes edificios, solo casas o "departamentos". Igualmente el lugar estaba decorado por él, y se notaba, bastantes tonalidades de grises, blanco y verdes decoraban el ambiente, las paredes tenían colgados algunos estantes flotantes con libros y fotos de sus amigos y familia, y frente a nosotros una gran pantalla.


—Sí, la verdad es raro, pero es bueno, ¿No?

—Sí, sí, claro, no estoy muero— añadió riendo –Te tengo algo preparado, pero vas a tener que esperar aquí, no te vayas a mover

MARÍA SANGRIENTA©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora