C . 23 FINAL

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Eva

Despierto con el sonido de pitidos provenientes de una máquina, mis ojos están cansados, doy un largo suspiro y abro los ojos ante la fuerte luz blanca que emanaba el lugar. Además de los pitidos también escucho una voz lejana llamándome. Entre el ensordecedor ruido del pitido y la visión borrosa no logro identificar quien está enfrente de mí.

Un suave tacto toma mi mano y la sostiene, se siente tan familiar. La voz gruesa del pelinegro a mi lado llama mi atención, y por primera vez en el día logro enfocar la vista.


—¿Armando?— pregunto aturdida

—Hola cielo, nos enteramos de lo que pasó y vinimos lo más rápido posible— dijo depositando un beso en mi frente mientras Stefan admiraba unas flores en la pequeña mesa a mi lado

—Sabemos que antes de flores quieres chocolates, así que aquí está— levantó Stefan una barra grande de chocolate amargo –luego hablaremos de este admirador beba, ¿Cómo te encuentras?— añadió lo último suavemente acercándose a la cama

—Bien, algo aturdida por lo último que pasó

—¿Fue ella?— Preguntó Armando

—No, esta vez fui yo, estaba muy harta, me tenía presa hace meses y me abusaba, anoche verdaderamente vi mi vía de escape— dije entre suspiros

—¿Qué paso exactamente cariño?— dijo Stefan tomando los hombros de Armando

—Va a ser mejor que se sienten, ambos –Stefan tomó asiento a los pies de mi camilla –Antes de que ustedes se vayan a Australia ya veían a Rapha actuar bastante desquiciado, pero no tanto como al punto que llegó después. Cuando todos se fueron, esa noche me había quedado con Marina. Al principio habíamos comenzado a hablar sobre la escuela, cuando éramos las cinco. Después el ambiente se puso un poco nostálgico y ella me pidió un tiempo a solas. A penas había dejado el cuarto apareció María, ya saben lo que paso luego— dije dando una pausa larga mientras intentaba reprimir las lágrimas –Al otro día desperté atada, Rapha ya me había intentado secuestrar una primera vez. Trajo a un tipo de monje que electrocutaba, me electrocuto, María se enojó y mato al tipo. Entonces logré escapar y llegue a casa de Nathaniel. El me refugio por todo un mes, Rapha no sabía nada.

—Y fue en ese momento que te confesó su amor— dijo Stefan, con voz cantarina

—¿Cómo? ¿Ustedes lo sabían?

—Siempre fue así, desde el día en que te conoció hasta la última vez que lo vimos, por cierto ¿Dónde está?— pregunto animado Armando

—Raphael... lo mató— digo con la voz apagada

—¿ME ESTÁS JODIENDO?— dijo Armando alterado saltando de su silla y llamando la atención de los enfermeros y médicos que pasaban

—Cariño, por favor— Stefan se paró, cerró la puerta para evitar ser escuchados y volvió con nosotros tomando con una mano a Armando y la otra conmigo entrelazándolas —Eva sigue contándonos por favor

MARÍA SANGRIENTA©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora