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Eva

Suspire cuando volví en mí, rápidamente mire a mi alrededor y María ya no se encontraba conmigo, esta vez yo era quien controlaba todo, desde mis movimientos, ideas, sentimientos, todo. Me acerqué lentamente a la puerta, la casa estaba en total silencio, sin luz sin movimientos visibles, no había rastros de Raphael cerca.

Lentamente salí hacia el pasillo, la siguiente puerta a mí daba a un baño común, la otra a mi cuarto y la siguiente a la de él. Con cuidado caminé hasta allí, había luz saliendo por debajo de su puerta, Raphael estaba en su cuarto.

Seguí sin hacer ruido, baje la escalera hasta la cocina. Tomé todo para volver a cometer el crimen perfecto. Guantes de látex, cloro, lavandina, trapeadores, desinfectantes, tijeras, cuchillos, eta. Estaba por subir cundo vi el teléfono fijo de la casa, era un teléfono inalámbrico así que lo tomé y lo guarde detrás de mi pantalón.

Subí, comprobé que la luz de Raphael siga encendida y vi la ventana que daba al jardín, claramente luego de usar los productos de limpieza tendría que deshacerme de toda la evidencia. Así que me acerque a la ventana y vi que podría llegar fácilmente al techo, por lo que con cuidado de no caerme y de no ser vista por vecinos me subí al techo. Ahí me encontré con los dos tanques de agua que tenía la casa, uno viejo y sin uso y el nuevo. Con fuerza abrí la tapa de cemento que cubría el viejo tanque y vi dentro de él. El agua estaba podrida, moho, bichos, renacuajos, había de todo allí. Dejé la tapa abierta y volví a la casa. Una vez dentro cerré nuevamente la ventana, voy hasta un pequeño armario y dejo a mano todo lo que tendría que utilizar luego.

Voy hasta la sala de castigos, como me gusta llamarle, cierro todo, dejo todo como estaba hace unos momentos, me siento en la silla y logro acomodar las cadenas para que parecieran puestas. Es hora del show.


—RAPHA!!


Rápidamente escucho que comienza a correr en dirección a donde estaba, yo mientras grito fingiendo horror. La puerta se abre rápidamente dándome la imagen de un Raphael totalmente pálido y asustado.


—EVA! ¿Qué sucede cariño?— pregunta mirando paranoicamente hacia todos lados

—ES...es ella, está aquí...— digo lo último entre susurro, cansada de gritar


Rapha saca un crucifijo de su bolsillo y lo extiende con miedo por toda la habitación


—¿Eva dónde está?

—Aquí...

—¿Dónde?— se voltea para verme asustado

MARÍA SANGRIENTA©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora