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Perfección, belleza, inteligencia y poder.

Aquellas palabras sólo se encargaban de describir a Seraphina y todo aquello era positivo, sin embargo ¿Porque los demás solo hablaban a sus espaldas?

Era algo que la chica no lograba entender, siempre se dedico a ser lo que se esperaba de ella y actuar con forme a su rango, tal como la jerarquía que se le había impuesto desde pequeña.
Sacrifico su propia felicidad por tratar de convencer a sus padres de que era alguien digna de respeto, sin embargo aquel no era el caso y aquello era lo mínimo que se le exigía, el ser perfecta.

Por otra parte en la escuela las cosas no eran diferentes, todos observaban con admiración a la gran Seraphina reina de Wellston, pero aún así muchos de ellos la miraban con desprecio y hablaban a sus espaldas, sobre todo al mínimo error que esta pudiera cometer.
No le decían las cosas a la cara, pues le temían pero aquello no evitaba que la chica odiará el como se referían a ella cuándo un segundo atrás no hacían mas que adularla.

Trataba de evitar el tema, pues sólo conseguiría molestarse y abusar de su fuerza lo que la haría quedar como una tonta, no hablaba con muchos, solo con miembros de la realeza y ni siquiera con ellos tenía una relación cercana.

"Tampoco los necesito"- pensó para si misma en un intento de desviar esos pensamientos.

Siempre estuvo sola y cuando alguien estaba con ella la abandonaba, tal como su hermana, entonces prefería tenerse a si misma y no darle importancia a los demás.

Cierto mañana Seraphina se encontraba preparándose para ir a la escuela, mantuvo su semblante serio y salió sin esperar a su compañera de cuarto, pero al llegar solo sintió un ambiente melancólico en la escuela.

Se pregunto la razón de este pues estaba demasiado ocupada estudiando como para prestar atención a las últimas noticias.

Al alzar la mirada pudo ver globos blancos por los pasillos, y aquello era sinónimo de funeral.

A pesar del ambiente los alumnos no parecían triste, habían reacciones de sorpresa y hasta de miedo, era una calma sin igual.

Era tal el silencio que a lo lejos se podía escuchar un llanto desgarrador.

La curiosidad de adueño de ella, no era algo que fuera su problema pero decidió ir a echar un vistazo.

Al entrar a la sala dónde provenía el llanto pudo ver de primeras a Remi. Una chica con un rostro adorable que ahora se encontraba adornado de lágrimas. No conocía del todo a la chica, era dulce pero bastante ignorante, hasta ingenua se podría decir, pero aquella era solo la primera vista que le daba sin conocerla del todo.

Mientras se asomaba pudo ver que no se encontraba sola, también estaban Arlo el King de Wellston, no se llevaban del todo bien, tampoco mal, solo los unía el cargo y poder que tenían, sin eso no serían mas que dos desconocidos.
También se encontraba Blyke, un chico pelirrojo bastante irascible que se dejaba llevar por las emociones y por último Isen, un chico del periódico cuyo miedo por los rangos altos no pasaba desapercibido.

Termino por entrar a la habitación, todos la vieron pero Arlo fue el primero en llamarla, no lo había visto pero el rubio tenía unas lágrimas que se seco en cuando vio a la chica de cabellos magentas entrar.

- ¿Qué esta pasando?- pregunto con calma sin dejar su semblante serio.

Remi volteó a mirarla pero no pudo evitar bajar la vista de inmediato.

- Rei murió.- fue lo único que respondió pues el llanto era mas fuerte que su voz.

La chica se sorprendió, Rei era el anterior King de Wellston, no hablaban realmente pero sigue siendo increíble que un King muera tan joven, a menos que haya sido asesinado.

UNORDINARY: Just a MonsterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora