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No sabría como describir las clases ahora que sabía más acerca de John, le saludaba como si nada, no le incomodaba del todo, pero no podía evitar notar la falsedad del chico al tratar.
Recordó cuando la consoló y no pudo evitar sentirse estúpida al pensar en la calidez que sus palabras tuvieron en ella, pero ahora sabía que eran falsas, pues el mismo seguro había matado vigilantes sin un atisbo de arrepentimiento.

Tampoco se dirigían mucho la palabra, John paseaba por los pasillos como si nada, no llamaba realmente la atención, era alguien escurridizo que no reaccionaba en violentar a otros, pero tampoco hacía nada cuando veía injusticia frente a sus ojos, volteaba la vista y se marchaba, como si aquello no fuera asunto suyo.

Por otro lado, el azabache solo deseaba ver a la reina de Wellston, incluso de lejos la consideraba magnífica. Se sorprendió a sí mismo mirando a la chica de reojo, sin embargo se encontraba serio, aunque sonreir ya era parte de su rutina, en la escuela prefería no lucir tan risueño.

Seraphina raramente le dirigía la palabra, se encontraba más distante del chico, pero tampoco le ignoraba si este se acercaba, disfrutaba su presencia aunque lo negara, pues le daba cierta gracia a su vida monótona. Pero no se sentía cómoda del todo, pues sabía que el chico no era quien parecía y aunque no supiera exactamente del porqué, seguía sintiendo esa incomodidad de estar hablando con alguien cuyos ojos estaban vacíos y los cuáles no podía leer del todo.

Cierta vez en el almuerzo, Seraphina solo observó al chico, rara vez se sentaban a comer juntos, pero el chico se le acercó esta vez sin mucho revuelo. Seguía intrigada por lo que el chico ocultaba, también se dejó llevar un poco pues le gustaba observar las facciones del chico cuando este se encontraba relajado. Pues aquellas sonrisas que seguido le daba, no hacían más que darle una mala espina.

En el almuerzo el chico siempre lucía tranquilo. John disfrutaba la tranquilidad de tan solo disfrutar de comer, no tenía porque actuar como maniático todo el día, los momentos de almuerzo eran de tranquilidad, recordó los momentos en los que solía comer con su padre, este siempre le brindaba una sonrisa, aunque este solo se limitara a insultar y arrugar su frente.

Ahora recordaba aquellos momentos con cierta nostalgia, por lo que aunque parezca poco decidió que los momentos de almuerzo solo fueran de tranquilidad.

De vuelta con la realidad era obvio que sentía la presencia de los ojos de la chica en él, no le incomodaba, de cierta forma le agradaba aquello, aunque no sabría qué pensar cuando notaba como los ojos de la chica se iban a lugares que no eran su cara.

De igual modo aquello no desviará su paz y continuó comiendo tranquilo.

Al terminar los ojos del chico se toparon con los de la chica, no hubo alguna muestra de nerviosismo por parte de ninguno de los dos, se observaron en lo que fueron segundos pero parecía más que eso.

No era una mirada despectiva, no había odio, en los ojos de la chica había curiosidad y en los de John una calma con cierto enigma.

John fue el primero en desviar la mirada, tras un momento de calma en el que sólo hubo silencio la chica habló.

- John.- lo llamó.- ¿Qué es lo que pasa por tu cabeza?-

El chico la miró un momento solo para omitir su pregunta y realizar una.

- Seraphina ¿Qué haces para soportar toda la presión de ser perfecta?- preguntó con calma.-

La chica se sorprendió por un momento, rara vez veía al chico tan tranquilo como en ese momento, la pregunta la tomó de improviso, a decir verdad no sabía que decir, diría que no soportaba nada, solo trataba de ignorar las cosas para no amargarse demasiado, pero le hubiera gustado liberarse, sintió esa libertad al pelear, no por el deseo de lastimar a otro, si no por el placer de combatir sin derribar a su oponente, recordó como el Joker resistió, le resultó muy liberador ese momento.

UNORDINARY: Just a MonsterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora