«Cuando la luna este acompañandote por tu jardín, imagina que también estaré yo, a tu lado. Cuidare tu caminar y te deseare las buenas noches, mi querida...»
Una historia radicada en 1940 en la excéntrica ciudad de Buenos Aires. El otoño sabía agrid...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mirándola desde lejos, sin comprender que tu para mí, eras algo prohibido. Algo mal visto para esta sociedad tan caprichosa. No sabría muy bien como cesar estos inefables sentimientos hacía ti.
Maldigo a esta época tan escandalosa, pero mucho más a esta gente ordinaria que mira de reojo a quien ame diferente y no es normal para su vista.
Antes de entrar al bar, niego rotundamente tener esa pizca de curiosidad por encontrarme con tu persona. Sin embargo, al pisar con mi bota la entrada, mis ojos sin pereza, te encuentran junto aquella ventana, esperando ser atendida.
Por eso en las noches oscuras y frías de otoño, me quedo hablándole a la luna sobre ti, contándole los sentimientos extraños que tengo sobre ti. Me niego, pero mi corazón ya no me deja sacar mi vista de ti, pero mi cabeza trata de ignorarte y la luna me susurra que tu eres mi favorita contradicción.
Por cierto mi bella dama, soy Eva Moretti y vas a hacer la protagonista de mi pequeña libreta.
