Querida Lydia.
Te escribo desde el insomnio de mi habitación. Sin saber muy bien que paso. Algo que tiene que ver con personas me tiene revoloteando la mente desde las doce de la noche.
Quiero aclarar que son las cuatro y media de la madrugada. La luna ya me anda diciendo que vaya a descansar, que se tiene que ir pronto. Pero yo no quiero dormir.
Yo quiero respuestas, qué quizás nunca encuentre. Quiero saber la verdad de muchas cosas.
Pero sobre todo eso. Recuerdo aún nuestro beso en aquella fiesta, nuestra pequeña danza bajo la música de un tango y el roce de nuestras manos al hacerlo. Te recuerdo y no puedo evitar sonreir, no puedo evitar que unas pequeñas sensaciones ocurran en mi estómago y reír como una desquiciada al saber que tuve unos momentos contigo, qué nuestros labios se tocaron por primera vez y pude sentirlos suaves y dulces.
Y recordando la última oportunidad que tuve de verte, con ese libro en tus manos, espiandolo en medio de la feria. Te veías tan hermosa con ese vestido, tan espectacular con esos rizos que llegan a tus hombros.
Si en algún momento lees esta carta, espero volver a encontrarte y no solo pasar un momento contigo.
Te quiere, Eva.
...
Momentos que pasaron en capítulos anteriores:
Lydia y Eva se encontraron en la fiesta, bailaron un tango y hasta se pelearon con una señora por "desacato al público" Fue su primer beso esa misma noche.
Eva y Ramiro tuvieron un encontronazo con Fausto en la feria y fue un poco incómodo. Habia tensión entre los dos hombres y cuando le pregunto por Lydia, Ramiro insistió en irse de ahi. A la rizada no la dejaron ir ese día.
Eva espió a Ramiro por la noche y lo encontró con Fausto que le estaba haciendo una pequeña escena de celos a Rama, dejandola confundida y pensando durante la noche.
...
Más bien hice esta pequeña carta para que pudieran recordar algunas cosas que pasaron y no perder el hilo. Cualquier duda que tengan me la hacen llegar porfi <3
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Hablándole a la luna de ti ©
Teen Fiction«Cuando la luna este acompañandote por tu jardín, imagina que también estaré yo, a tu lado. Cuidare tu caminar y te deseare las buenas noches, mi querida...» Una historia radicada en 1940 en la excéntrica ciudad de Buenos Aires. El otoño sabía agrid...