Eva se encontraba tensa en sus movimientos de bailes, alrededor de la pareja se podía notar cierta incomodidad por parte de la joven. No se encontraba a gusto con el tal muchacho Frank. Este personaje sinvergüenza se mostraba un poco altanero, con dotes egocéntricos y aires de grandeza. Le hacía recordar un poco a su hermano. Parecían haber sido cortados por la misma tijera, si es que aquello era posible. Contó las innumerables veces que tuvo que sacar sus ásperas manos de su cintura, su tacto la ponía nerviosa y quería escapar a como diera lugar, pero no quería llamar mucho la atención. Ya le era suficiente tener que bailar con una copia barata de lo que era su hermano.
La música llegó a su fin, para suerte de Eva. Momento de despedirse de aquel hombre. Se separaron de la incomoda posición y Frank le regalo una sonrisa coqueta que derretiría a cualquier mujer. Cualquiera menos a Eva que solamente se dedico a hacer una mueca para no parecer grosera, pero por dentro tenía una de sus peores caras.
Suspiro sin hacer notar el alivio y sacó las manos de los hombros de Frank tomando distancia. ─Fue realmente un gusto bailar con usted. Pero prefiero tomarme un descanso.
─¿No le gustaría bailar una ultima pista?─ Un intenso muchacho queriendo ganarse la atención de una mujer que no tenía la menor ganas de darle su apreciada atención.
─No, de verdad que prefiera sentarme. Además, como le dije estaba esperando a alguien.
Con sus brazos cruzados delante de su pecho dio unos pasos hacía atrás poniendo como regla la distancia entre los dos. Distancia que Frank no respetó por que se acerco a ella robandole un poco de su espacio personal.
─De verdad, me parece una mujer muy linda─ De su boca salieron esas palabras junto con un fuerte olor a whisky importado, que a Eva le pareció repugnante. La joven frunció su ceño. ─Deberíamos salir ¿No crees? Ir a cenar, tomar un café. Lo que está bella dama quiera.
─N-no, no lo creo─ Titubeo y sus ojos fueron a sus manos que eran tomadas por el muchacho. Sus nervios comenzaban a florecer por sus venas. ─Enserio debo irme.
─¿Segura? creí que eras una mujer diferente─ Elevo una de sus cejas con cierta picardía y Eva lo miro confundida.
─¿Diferente?
Con sus dedos y una mirada narcisista jugó con un mechón de su cabello rubio. La tensión que Eva había logrado romper, volvió así sin más y su mirada se puso rígida. Sabía muy bien para que lado iba esta conversación y no le gustaba para nada.
─Esas mujeres que se derriten por tener algún tipo de contacto cuando un hombre se les acerca. Que les gusta ser cortejadas, que les coqueteen y les endulcen las palabras a su convivencia. Mujeres fáciles, que con solo un roce ya están en tus pies y con un beso las tienen entre tus sabanas. Pero noto que te haces la difícil. Eso a mi me fascina, lo fácil ya me aburrió. El ser humano esta hecho para vivir cosas nuevas ¿Y por qué no una buena mujer que te las de?
Eva con cada palabra que este escupía, más se le iba desfigurando su rostro a uno de total enojo. No podía creer las sartas de estupideces que este estaba diciendo acerca de una mujer y al frente de una. No se imaginaba que diría cuando estuviese con más varones.
─A lo largo de mi vida escuche muchos disparates ─incrédula le contesto─ Pero jamás oí semejante falta de respeto hacía una persona. Por que te comunico por si no estabas al tanto, esas personas que vos decís fáciles, son mujeres. Y las mujeres son personas que se merecen respeto tanto como a los simios con los que se cruzan...digo hombres ─con un tono sarcástico logra retroceder pasos y logra notar que varias personas estaban mirando su gran espectáculo, pero le importaba muy poco. ─ Una mujer no se hace la difícil contigo, una mujer se aleja de ti por que no le gustas, por que la incomodas y se siente insegura contigo. No por que por dentro si quiera. Lo que si se, es que ustedes no entienden que un no es no. Pero no estoy aquí para explicártelo. Quizás terminan aceptando y por dentro están deseando liberarse de ti para no volver a ver tu estúpida cara de niño mimado. Maldito narcisista. ─Replicó la joven con enfado y su ceño fruncido. Cansada de hombres que se más que las mujeres.
ESTÁS LEYENDO
Hablándole a la luna de ti ©
Teen Fiction«Cuando la luna este acompañandote por tu jardín, imagina que también estaré yo, a tu lado. Cuidare tu caminar y te deseare las buenas noches, mi querida...» Una historia radicada en 1940 en la excéntrica ciudad de Buenos Aires. El otoño sabía agrid...