12 | ¿Cuál es tu nombre?

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Hablándole a la luna de ti.

"Encantada estoy de ser testigo de tal belleza, esos rayos de sol reflejando cada centímetro de tu bella piel. Suspiro al verte tan distraída observando la crema de tu café, ¿Cómo haces para lucir tan bien?"

Atte: la persona que adora
tus rulos locos.

Plasme esas palabras en una servilleta del bar, con la lapicera que resguarde luego en el bolsillo de mi delantal. Le pedí a un muchacho que trabaja conmigo que por favor te entregue esta carta, sin decir mi nombre, ni quien soy y mucho menos mis rasgos físicos. No quería pasar vergüenza y recibir de tu parte un odio que no aguantaría.

Es la primera vez que me dirijo a ti mediante una carta.

¿Cobarde? Probablemente.

¿Enamorada? Efectivamente.

No pude evitar que en mi rostro se plasmarla una sonrisa, cuando de ti salió una pequeña risa y tus mejillas se colorearon de un rojo suave. Miraste para todos lados y cuando tu mirada se fijo en mi, la evite para ocultar mi timidez. No podría aguantar que esos ojos azules me atacaran.

──Hola señorita── Escuche una voz suave, pero ronca, tímida pero preciosa. Los latidos de mi corazón se acelaron cuando eleve mi mirada y te encontré, enfrente de mi, respirando el mismo aire y con ese rostro risueño que tanto te caracterizaba.

No podía creer que estabas enfrente de mi.

──¿L-la puedo ayudar, joven?── Me reprochó mentalmente por hablar con nervios delante de ti, es que tenerte tan cerquita de mi aceleraba todos mis latidos.

──Disculpe las molestias, y espero no importunarla. Pero me llego esta esquela en versión servilleta...── soltaste una pequeña risa que me hizo suspirar y me mostraste lo que antes había escrito yo──...y quería saber su remitente ¿Usted vio algo o pudo saber quién fue?

Sentía mis mejillas calientes, debo parecer una manzana.

──Lo lamento, no vi nada joven── negué tratando de ocultar mis pequeñas mentiras y tratando de que no se notará. Por que mi papá desde pequeña me decía que en las mentiras me iba fatal. El siempre me descubría.

──Oh, Gracias de todos modos── dijiste con decepción y una mirada baja que me quebró el pecho en dos.

──¿Has disfrutado de tu café?── te pregunté tratando de aprovechar el tiempo que teníamos para hablar, por que aquello sucedía muy poco y sólo teníamos la oportunidad cuando te tomaba el pedido.

──Si, estuvo muy rico. Hacen unos cafés deliciosos, no había tenido la oportunidad de tomarlo── sonreiste sacando esa mirada triste que tenías y te pusiste el bolso al hombro. ──Si me disculpas, me tengo que ir.

Caminaste unos pasos hacia la puerta y antes de ser la última vez que disfrutara del aroma de tu perfume, pregunté con temor:

──¿Cuál es tu nombre?

Hablándole a la luna de ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora