Hablándole a la luna de ti.
La noche tenue entraba por la habitación y se reflejaba sobre la carta ya terminada, mostrando cada prolija palabra que allí hacia. Cerré mis ojos tratando de recordar si no se me olvidó algo de todo lo que quería decirle, en momentos de tanta emoción, algunas palabras podrían escaparse de mi mente y no quería que en la noche, cuando me acueste, me reproche por todas esas cosas que no pude decirle. Tomé todo el coraje y entre mis dedos agarre la hoja para releerla nuevamente.
Querida Lydia.
Hoy, escojo esta noche de invierno para poder recitarte mis más profundos versos y así tratar de explicarme, con las infinidades de palabras que andan revoloteando por mi mente, unas de las tantas cosas que pienso sobre usted. Está de más las disculpas, si alguna palabra le ofende, no es de mi agrado aquello. Anhelo con todo que no se me acabe la tinta, me recordaré comprar más después de esto. Trataré de no dispersarme más.
Mi bella dama, usted es como ese rayito de sol que se posa sobre uno en los más duros días de invierno. Me encantaría poder tomar su mano y poder ver más de cerca esas uñas pintada de barniz o esos labios coloreados con labial. Sus rizos, su cabello parece blancas nubes por lo suave que se ven. No me daría la cara para poder decirle todo esto de frente, temo que se asuste o peor aún me escupa...o que su padre lo haga.
Extraño esos días donde tu presencia habitaba la cafetería, y tratabas guardarte del frío de afuera, tu voz endulzaba el local y pedía esas medialunas tostadas ¿aún te siguen gustando?
Espero que las sábanas de tu cama te hagan tener una agradable noche, Lydia. Me encantaría que puedas leer está carta, me gustaría si usted la responde y espero que no caiga en manos equivocadas o moriré de la vergüenza que sentiré en ese momento. Con todo respeto, dulces sueños.
¡Me olvidaba! ¿Sabe usted que en un mes se hará una fiesta de máscaras? Todos los años las hermanas Salvoretti organizan un baile donde tenemos que ir con máscaras, vestidos y ropa elegantes. Principalmente es una fiesta muy linda, donde inmigrantes de países de Europa se juntan a celebrar, tomar vino y bailar. Es algo cálido y refuerza varias culturas.
Atentamente, Eva.
26 de mayo, de 1940.
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Hablándole a la luna de ti ©
Teen Fiction«Cuando la luna este acompañandote por tu jardín, imagina que también estaré yo, a tu lado. Cuidare tu caminar y te deseare las buenas noches, mi querida...» Una historia radicada en 1940 en la excéntrica ciudad de Buenos Aires. El otoño sabía agrid...