La vida de Min Yoongi

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Nuestro querido Yoongi siempre fue un alfa un tanto callado, pero no por timidez, como muchos asumían, sino que le gustaba estar en silencio haciendo absolutamente nada. Sí, era algo vago.

De solo pensarlo, sonreía.

Siempre fue un tantito peculiar al resto, no porque tuviera algo extraordinario como poderes o influencia en el más allá. Era un alfa normal, o eso afirman los exámenes médicos hasta el momento. Lo que marcaba una diferencia en él era ese... comportamiento algo difícil que se cargaba.

Uno de los primeros atisbos de esta personalidad ocurrió el mismo día de su nacimiento, no lloró, eso no fue lo impresionante, existían muchos recién nacidos que no lo hacían, lo espeluznante fue que al dar una nalgada en la pompita blanca, el bebé siguió sin llorar y el doctor preocupado, lo observó angustiado para encontrarse con una mirada llena de rencor y ¿Por qué no? Amenazante, como si le dijera "Hazlo de nuevo y te meo encima".

Y eso no terminó ahí.

—¡Oh, pero si es nuestro pequeño bebito! —exclamó contento el alfa mayor, inflando su pecho por el orgullo que le causaba saber que su primogénito nació completamente sano.

—Se llama Yoongi —informó Sunny con una sonrisa a pesar del cansancio, estaba más que feliz—. Nuestro Gigi es muy tranquilo ¡Mira su carita! —dijo emocionada la omega abrazando con cariño y cuidado a su cachorrito.

—S-sí... yo diría que más bien parece aburrido —comentó algo nervioso al ver como su hijo parecía observarlo con resentimiento.

Se podía apreciar a un bebito pálido con sus cejas fruncidas y una expresión fastidiada.

—No digas eso, Yunho. Solo quiere dormir, ¿sí? —refutó la fémina arrullando a su bebé, su omega interior exigía ver a su retoño dormitar entre ella y su alfa—. Hay que ir a casa.

De hecho, Min Yunho no se equivocaba, el pequeño Yoongi estaba molesto por lo ruidoso que era el hospital y más por la persona que suponía que era su padre, quien curiosamente, le resultó irritante.

Aún estaba verde para decirle que se callara, pero eso no fue un impedimento para este bebecito. Como no podía expresar sus deseos con palabras, aprendió a morder la mano del molesto hombre y este a las malas entendió que no debía provocar a su primogénito.

Aunque tristemente parecía no entender por más obvias que sean las señales.

—¿Onta bebé? —preguntó, cubriendo su rostro con sus manos—. ¡Aquí ta! —chilló emocionado bajo la mueca asqueada del cachorro de menos de un año.

—Patético —respondió Yoongi para luego ignorarlo y seguir jugando con sus carritos de plástico. Sin importarle que su padre estuviera en el suelo con las lágrimas en los ojos por la humillación.

Su primera palabra había sido usada para mostrar su odio hacia su persona.

Tras todas estas experiencias, el señor Min confirmó que su hijo no era un niño normal. Tal vez era un prodigio y como todo genio, debía tener un complejo de superioridad. Incluso hacia su propio padre, pero aún dolía. Es decir, gracias a él estaba con vida. Debía ser más condescendiente.

A la única persona que no le hacía nada era a Sunny, su madre. Suponía que como ella lo llevó nueve meses en el vientre y lo parió, entendía a su cachorro mejor que nadie. Ese vínculo mágico de madre e hijo que compartían. Sabía cuándo él quería algo sin que lo pidiese y lo comprendía sin necesidad de palabras.

Estaba algo celoso, para su Yoongi no era más que un simple payaso.

—Gigi, este es tu primer día en el jardín de niños ¡Pero no te preocupes! ¡Eres un niño muy inteligente y todo te irá bien! ¿Recuerdas qué debes hacer cuando alguien intente ser abusivo contigo? —preguntó con calma la mujer, abotonando el abrigo de lana para que no se refríe su cachorro.

Simplemente Yoongi ➳ YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora