Las visitas a la casa de la pequeña, pero peculiar familia Min se volvieron cada vez más frecuentes. Jimin estaba feliz ¡ni qué decir! ¡Estaba extasiado! Siempre era bien recibido ¡Incluso tenía su propio sitio en la mesa familiar! Por supuesto, al lado de Yoongi.
Nada podía arruinar su buen humor.
Incluso estaba maquinando qué movimientos hacer para quedarse a dormir en la casa de Yoongi sin quedar como un urgido.
Pero, bueno, debió tomar en cuenta que desde que conoció a Yoongi, muchas, pero muuuchas cosas que jamás le pasaron comenzaron a pasar y no en el buen sentido. No era tonto, se daba cuenta de lo que pasaba, otra cosa era que se hiciera el tonto por el bien de su salud mental, porque la vida sigue y no lo afectaba directamente, aunque... ahora no podía afirmar lo mismo. A veces se cuestionaba sobre la mala suerte de su pareja ¿Yoongi habrá traicionado a su país en su vida pasada? ¿Lo habrá tratado mal para merecer tal castigo? ¿Acaso a eso se referían los mayores al compartir todo con tu pareja? No lo entendía o, mejor dicho, se negaba a aceptarlo, pero estaba seguro de que eso de recibir daños colaterales por la mala suerte de su pareja no incluía lo que sus preciosos ojos apreciaban.
Había una bellísima mujer en el sofá de la familia Min, su sedoso cabello castaño le llegaba hasta la cintura cayendo con mucha elegancia. Su maquillaje que, a pesar de ser demasiado para un domingo en la mañana, le sentaba de maravilla por sus rasgos afilados y maduros. No obstante, eso no fue lo que le llamó la atención, sino el hecho de que Yoongi estuviera sentado en su regazo, mientras veía su celular, al mismo tiempo que la mujer sonreía sin dejar de darle besos en la mejilla y reírse como una boba.
Jimin estaba listo para jalarse de las greñas con esa mujer, pero, en su lugar, solo apretó sus puños y sintió su corazón pesado. Sin mencionar del nudo en su garganta que le impedía hablar.
Quiso irse sin decir nada hasta que sintió la amable presencia de su suegra a su lado.
—Oh, Jiminie —lo llamó con la misma suavidad de siempre. Incluso le sonrió como si nada fuera de lo normal estuviera pasando frente a sus ojos—. Es un gusto tenerte aquí.
—Su-Sunny... —Observó a los dos alfas sin poder evitarlo.
—¿Ya conociste a Nana? —preguntó emocionada y volvió su vista hacia la mujer desconocida para él—. ¡No tuvimos la oportunidad de presentártela! Nana es la hermana mayor de mi Gigi.
«¡¿Hermana mayor?!», se cuestionó impresionado.
Yoongi jamás habló de una hermana mayor, solo de su primo y ni siquiera a él se lo dijo, lo supo por boca de Taehyung que un día se lo contó de la nada en el almuerzo.
Porque Taehyung era un bocazas.
—Ah...
—Esto debe ser toda una sorpresa para ti, Jiminie. —Sonrió con dulzura. Lo invitó a sentarse a su lado, ignorando la escena más allá de lo permitido en términos fraternales, como si fuera lo más normal del mundo—. Nana es la hija de otro compromiso de Yunho. Fue mucho antes de siquiera conocernos —explicó después de una corta pausa.
Jimin miró a la mujer con sorpresa. Eso no lo sabía.
Y como si su rostro transmitiera todas sus dudas a su suegra, ella prosiguió:
—Siempre fueron unidos los dos. Recuerdo el rostro de Nana cuando lo vio por primera vez en su cuna. —Soltó un suspiro soñador—. No quería soltarlo una vez que lo cargó y aún es así. Está muy ocupada con el negocio de Kahi, su madre ¡Oh, Diosa! —Volteó a ver a la otra mujer—. ¿Cómo está tu madre, Nana?
La susodicha sonrió, tenía una sonrisa digna de un comercial que le hizo chirriar los dientes a Jimin.
Quería arruinarle esa dentadura perfecta de un puñetazo.
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Simplemente Yoongi ➳ Yoonmin
FanfictionSi Yoongi tuviera que compararse con algo, sería una piedra. Él era constantemente ignorado por la mayoría de personas, pues era un alfa común y corriente sin nada espectacular que lo hiciese resaltar. Estaba bien con eso. En cambio, si él tuviera...