Simplemente Yoongi ➳ Yoonmin

Un digno rival

Era un año nuevo, su último año de colegio exacta y posiblemente su último año en este pueblo olvidado por Dios. Yoongi en serio tenía planes, planes fuera de aquí, aunque lo único que sabía era que no quería seguir aquí, tal vez un cambio de aires sea bueno, pero eso solo se lograría si él lograba ingresar a una universidad en la capital, no dudaba de sus capacidades, era inteligente, con un poquito más de empeño de seguro lograría grandes cosas, pero no sabía qué carrera exactamente estudiaría.

Tenía dieciséis, obviamente no sabía ni mierda de la vida, menos a lo que se dedicaría por los próximos cincuenta años. Quería algo sencillo, no tanto, porque quería tener una paga decente, también algo que lo mantuviera medianamente interesado, pero no sabía qué exactamente.

Bueno, ya tendría tiempo para saberlo en el futuro. Le quedaba un año.

Un año para meditar, para escuchar las cosas raras de Taehyung... para lidiar con Jimin.

Ese era un problema, no sabía de rechazos, él jamás había sido rechazado, porque jamás se había confesado a nadie, porque tampoco es que se haya enamorado, solo tuvo un flechazo que no duró más de una semana y ese flechazo había sido hacia Jimin, su fachada, prácticamente. Él solo había rechazado a alfas cuando era apenas un cachorro, eso no contaba. En cambio, ahora era todo un alfa, estaba en esa edad, su padre le hablaba mucho de eso, pero no entendía nada, su papá a pesar de no ser una de sus personas favoritas, era apuesto, masculino, varonil, comprendía por qué aún así con lo raro que es logró ser todo un conquistador y pudo verle la cara a su madre y ser perdonado, pero Yoongi se consideraba alguien objetivo, igual que ella, debía ser por ambos ser alfas, tal vez ella le daría una solución a este embrollo que tenía con Jimin, apenas era unos años mayor que él, pero sabía que si le decía, iba a enloquecer, entonces era mejor fingir que seguía igual de solo como siempre. Esperaba que su madre no le haya dicho nada, porque a pesar de todo lo que había sucedido, ambas se llevaban bien, bueno, su madre era alguien llena de virtudes y muy bondadosa, entonces tenía sentido. Además, no había sido su culpa lo que había ocurrido, el único culpable era su padre.

Lástima que no le había heredado nada de ese encanto o labia, sino hubiera sido un maestro del engaño. No era un galán, menos un conquistador, ni quería serlo, pero si lo hubiera sido, entonces sabría qué hacer con Jimin.

¿Cómo debería actuar? ¿Saludarlo y fingir demencia? ¿Ignorarlo y ser un hijo de perra al evitarlo? ¿Consolarlo por algo que él mismo ocasionó? ¿Presentarle a otros alfas? ¿Qué? ¡¿Dios mío, qué?!

Ni siquiera cuando Taemin lo citó para lo más parecido a una despedida dramática tuvo más luces al respecto, fue rarísimo, pero lo comprendía, podría ser un "buen hyung" para el pequeño, pero Jimin siempre sería su hermano mayor que es muy genial y un modelo a seguir, tenía sentido después de todo. Conocía el sentimiento, entonces no culpaba su actuar; de hecho, lo esperaba.

Aunque fue rarísimo.

—Seré claro con usted, hyung —le dijo en un tono un tanto frío, incluso ese resplandor a su alrededor estaba medio grisáceo, como el cielo, desde ese incidente el clima estaba como si fuera a cualquier momento a llover, aunque nunca llovía al final—. Me agrada, no lo dude, pero le pido que nos tomemos un tiempo. Esto no es por usted, sino por mí.

Yoongi sintió que estaban rompiendo con él, fue rarísimo.

Taemin, en cambio, tenía sentimientos encontrados, le agradaba Yoongi, muchísimo, era alguien genial a su manera, extraño también, pero era bueno tener de todo, eso le dijo que padre, entonces estaba aprendiendo de él, pero no lo haría más, porque su hermano andaba realmente dando pena, eran unidos desde que él prácticamente nació, fue un bebé esperado, porque Jimin gritaba por todos lados omega, su madre como que lo sabía, instinto, eso dijo ella, pero igual no se podían confiar, entonces él llegó y al parecer él iba a ser alfa, eso decían, pero no tenía idea de nada, solo que su hermano estaba con el corazón roto y, por ende, él también.