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Para el momento en que nos dirigimos de nuevo a la villa —como los campeones de voleibol de agua que somos— la tarde se ha deslizado en la oscuridad. Es mi momento favorito del día. El sol se pone y el aire huele a verano, una mezcla de tierra, cloro y hierba recién cortada. Utilizo mi tarjeta en la puerta de seguridad que rodea la casa y camino hacia la puerta principal.

Algo en la ventana llama la atención de Choji, y se congela.
—Qué demonios. . .

Sigo su mirada a través de la ventana. Veo a las chicas en la biblioteca, sentadas en una formación circular en sillas arrastradas desde el comedor. Llevan largas batas satinadas de color rosa y unos tacones negros de punta abierta. En el centro del círculo se encuentra una rubia alta, de unos cincuenta años en un atuendo de dominatrix de cuero. Es algo caliente —como una prostituta mayor, que ha-estado-alrededor-del-bloque-y-su-coño-probablemente-es-tan-grande-como-el- túnel-Lincoln.

Susurro emocionado:
—Fiesta de la diosa.

¿Ves? Los sueños se hacen realidad. Naruto levanta el puño.
—¡Sí!

Como el SEAL Team Six, sigilosamente invadimos la villa de uno a uno. Una vez dentro, nos alineamos —estilo tótem— delante de las puertas dobles de caoba de la biblioteca. Sin hacer ruido, abro la puerta sólo un poco. Sólo lo suficiente para ver y escuchar. En una mano, la dominatrix sostiene un mini vibrador purpura, en la otra, un mando a distancia correspondiente.

—A este lo llamamos el Maestro. Insertas el vibrador en tu ropa interior, y tu caballero toma posesión del controlador. Es silencioso y discreto, pero poderoso. Con el mando a distancia, se puede alternar la velocidad y la presión a su discreción. . . .

Naruto susurra:
—Tengo que conseguir uno de esos.

Murmuro:
—Voy a conseguir cinco. —Me imagino que nuestras reuniones semanales de personal en la sala de conferencias van a tomar un nuevo significado.

La dominatrix continúa:
—Y ahora, señoras, continuemos nuestra instrucción oral. Sus bananas, por
favor.

Al instante y sin vergüenza, cada una de las chicas recoge un gran banano que ha estado descansando en su regazo. Y lo ponen en su boca.

Santa María, Madre de Dios.
—Recuerden que deben relajar la mandíbula... respirar cuando lo saquen.
Cuidado con sus dientes...

Mis ojos están pegados a Sakura mientras la banana se desliza suavemente dentro y fuera de entre sus perfectos labios rosados. Estoy tan excitado, que puedo enterrar unos clavos en un dos por cuatro con mi polla. Quiero decir, he estado donde esa banana está muchas veces antes, pero hay algo acerca de ver a Sakura darle cabeza desde este punto de vista que es una locura erótica. Es como. . . porno en vivo.

—Usen su otra mano, señoras. Los testículos son el hijastro olvidado de los genitales masculinos. Amasen, masajeen, acaricien, ellos también necesitan su amor.

Sí. Sí, lo hacen.

En voz baja, Choji pone en palabras lo que todos están pensando.
—¿Alguien más está a punto llegar en su traje de baño? Esto es... esto es como todas las fantasías que he tenido todo en uno.

No puedo evitar estar de acuerdo.
—Yo también, excepto la parte sobre mi hermana estando allí. Y Tenten.

Naruto está insultado.
—Oye, mi esposa es magnífica.

¿Quieres saber qué más es magnífico? Una pantera negra, deslizándose a través de un valle, apunto de matar. Eso no significa que quiero montar una.

Arranco mis ojos del show y miro a Naruto.
—Tu esposa es una psicópata. Yo no la cogería con tu polla. Probablemente se meta algún tipo de trampa explosiva de mierda y empuje hojas de afeitar por su coño para tratar de cortar mi polla.

Enredados -ShikaSaku-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora