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Impotencia. Era todo lo que JiMin sentía desde que se enteró del compromiso de YoonGi.

Ahora no había nada que pudiera hacer. En definitiva, JiMin era «el amigo». El amigo que quería ser más. Mucho más.

Pero ese no era el caso, ya que tenía que salir adelante. Tenía que pasar la página y borrar esos sentimientos de su vida. Costara lo que costara.

Cuando se subió al taxi, JiMin le escribió a su mejor amiga que quería verla. No, que necesitaba verla. Tenía que hacerlo.

A esto, Sunjin le respondió que llegaría a Seúl y que lo único que JiMin tenía que hacer era preparar la cena.

Claro que JiMin no se negó, ya que Sunjin había sido más que buena con él. Aún así, habían tres horas en las que JiMin tenía que esperar.

JiMin le dio comida a sus gatos tan pronto llegó. Luego, les tomó fotos a cinco de ellos y se las mandó a su compañero de trabajo. Porque pensaba quedarse con el gatito que a YoonGi le había gustado más. Aunque le doliera, no podía decirle adiós a ese gatito.

Su compañero de trabajo respondió de forma positiva a las fotos, diciéndole que le gustaría conocer a los gatitos para que fueran los felinos quienes lo escogieran. Con el que mejor se llevara, ese se llevaría.

Asintiendo, JiMin le envió la dirección de su lugar y quedaron en que se llevarían a cabo esto el viernes.

Además, había algo que avergonzaba un poco a JiMin. Esto era que llevaba desde Año Nuevo sin tener sexo. Y su cuerpo se lo pedía. Mierda, que lo deseaba como nunca antes lo había deseado.

Por lo tanto, se encerró en su pieza con los gatos fuera y tuvo su segundo momento de privacidad en lo que va de semana para liberarse. Aunque no fuera suficiente.

Cuando se metió a bañar, sus pensamientos volvieron a centrarse en YoonGi, y no pudo evitar llorar. Lloraba porque le dolía.

JiMin tenía expectativas muy altas y estas habían sido pisoteadas como si su sentir no valiera nada.

Se sentía solo. Triste. Humillado.

Tenía que acostumbrarse, pero era imposible. No podía hacerlo tan pronto, ni mucho menos solo.

Al salir de la ducha y cambiarse por su pijama, JiMin se sienta en el sofá con Nieves para abrazarle y acariciarle. Eventualmente, tres gatitos se les unen, cuyos maullidos funcionaron como música para los oídos de JiMin.

«Tal vez esto es todo lo que necesito», piensa. «Pero estoy inconforme porque no tengo a YoonGi».

No pasó mucho tiempo cuando la puerta del mayor fue tocada, lo que generó que saliera de sus pensamientos y pensara que no había hecho nada para cenar y ya era tarde.

«Rayos», pensó, «al parecer deberé pedir comida para los dos», y con esto dicho, se encamina tranquilamente hacia su puerta y la abre, encontrándose con la mirada atenta de su mejor amiga.

—JiMin. —llama la mujer, entrando en el departamento de su amigo y sacarse sus zapatos.— Hey, ¿qué pasó? —pregunta, fijándose que este no tenía su mejor cara y podía ver la tristeza reflejada en sus ojos, haciendo que se angustiara y preocupara.

Los ojos de JiMin se llenan de lágrima una vez más. Ni siquiera había formulado sus palabras y ya estaba llorando.

Con una sonrisa forzada y negando con la cabeza, responde: —Se comprometió, Sunjin.

La nombrado no puede evitar sorprenderse ante ello, ya que la última vez que hablaron sobre ese tal «YoonGi», que cabe decir, no conocía en persona aún, más por fotos sí, no estaba comprometido y tenía unos problemas que resolver junto a su «pareja».

짐슈 Amantes » jimsu. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora