PRÓLOGO 🎭

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Detente. Quedate ahí. No te acerques más. Ya basta, por favor!"

Boruto despertó agitado y bañado en sudor. Otra vez aquel extraño sueño donde él  era acechado por un desconocido que pretendía lastimarlo.

Durante toda su vida corrió peligro, aquello no era novedad para él. Y aún así ese tipo de sueños lo afectaba bastante.

A sus 16 años y no  tenía un lugar fijo y seguro por lo que se veía obligado a vagar por todas partes en busca de aquello que le otorgue paz y seguridad.

Por supuesto que jamás lo hubo encontrado, al menos hasta el momento. Respiraba bocanadas de aire en un desesperado por serenarse.

Esos sueños sin sentido lo asaltaban a menudo, pero él ya estaba acostumbrado a lidiar con ello.

El sol le anunciaba el nacimiento del nuevo día y el inicio de su tortura matituna.
Supirando profundo se levantó de lo que era un montón de paja amontonada. Debía partir de inmediato de allí si quería seguir viviendo.

Los ruidos de los cascos de los caballos resonaban por doquier seguido de las diversas voces de los transeúntes.

Estaba en una pequeña aldea de paso, se dirigía al reino del fuego donde había oído que estaban los mejores hechiceros del lugar. Quizás pueda tener una oportunidad y ser aceptado como uno.

Siendo más veloz que la vista se hizo de un bollo y una manzana, luego saltó a los tejados para alejarse de la gente y desgustar aquellos alimentos.

Su vida era un autentico infierno pero era lo que tenía, nada lograría quejandose al respecto. El anciano que solía cuidarlo había muerto hacía tres años y desde entonces se vió obligado a vagar por las calles y recorrer las aldeas y los diversos reinos.

Cuando estuvo listo se incorporó y tras colocarse la negra capa se alejó del lugar. Sabía que si se apuraba llegaría al reino del fuego antes del anochecer.

El camino era igual a todos los demás, con sus múltiples peligros asechando por doquier. Así llegó a un sector del camino donde se podía divisar a lo lejos el reino.

Felíz saltó al suelo justo antes de la llegada de un carruaje que conducía a personas importantes por el lujo que dicho carruaje tenía.

Los caballos se asustaron y se pararon en dos patas. Boruto los esquivó pero aquel brusco movimiento ocasionó que una de las ruedas se estanque en el barro.

Instantes después bajaba del carruaje un hombre que a simple vista se veía amenazante. La furia lo hizo avalanzarse sobre Boruto sujetándolo del brazo con fuerza y arrastrarlo al lugar de los echos.

— ¡Mira lo que ocasionaste maldito demonio! ¡¿Cómo lo pagarás ahora?!
—¡Suelteme! — el rubio forcejeaba — ¡Fue un accidente!
— ¡Maldito!

Lo sujetó de ambos brazos y empezó a arrastrarlo hacia el bosque mientras lo maldecía,  pero súbditamente una de las puertas del lujoso vehículo se abrió y la voz de una mujer resonó con firmeza provocando que el cochero se detenga y empiece a sudar.

— ¡Dejalo y ocupate de arreglar la rueda o llegaremos al anochecer!
— P-Pero mi señora éste mal nacido....
— Traemelo y haz lo que te dije.
— S-Si mi señora.

El cochero arrastró a Boruto hacia el carrujaje y prácticamente lo arrojó dentro como si de un muñeco se tratara.  Luego cerró la puerta.

Fuera se sentían los ruidos que hacía al cambiar la rueda del carruaje.  Pero Boruto sintió un dulzon aroma allí dentro. El suelo era de terciopelo rojo como los asientos.

AYÚDAME  (ShinBoru) (SasuNaru) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora