¿QUIÉN ERES? 🎭

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Durante los días que siguieron Boruto danzó sensualmente en las calles de la ciudad mientras Mitsuki juntaba las monedas que la gente les daba.

Por supuesto que más de una vez tenían que escapar de los guardias y hechiceros reales, por los tejados y ocultándose entre la multitud.

Kawaki se había tomado muy en serio el echo de buscar a la joven bailarina, no pensaba darse por vencido.

Pero cada vez que la veía terminaba perdiendola entre la multitud. Tampoco había vuelto a ver a Boruto y eso lo tenía de muy mal humor.

Por su lado Sarada tampoco se había dado por vencida con respecto a Boruto, ya que seguía buscándolo sin detenerse. Sabía que tarde o temprano lo acabaría encontrando.

Aquello era sabido por el rubio quien estaba en continua alerta sintiéndose muy nervioso, llevándolo a tener horrendas pesadillas de las cuales Mitsuki debía salvarlo tras despertarlo cada noche y contenerlo ya que su desesperación era constante.

Esa tarde de invierno deambulaban por las calles de la ciudad en busca de algún trabajo pero, como era de esperarse, nadie los aceptaba por tratarse de mendigos.

Boruto sabía que estaba en desventaja por tratarse encima de un extranjero, pero su amigo era una historia diferente.

Se preguntaba cómo era posible que alguien como Mitsuki, quien conocía los más variados hechizos, podía andar vagando por las calles de la ciudad, en vez de estar en la Academia de Hechicería para ser un futuro hechicero real.

Si incluso era mucho mejor que Kawaki, ese hechicero real loco que lo acosaba hasta en sus pesadillas. Eso Boruto lo pudo notar cuando se enfrentaron mientras huían.

Pero cada vez que le preguntaba, su amigo evadía el tema. No deseaba hablar de ello, eso era más que evidente pero ¿por qué? ¿A qué se debía eso?

Mientras recibían la veinteaba negativa sobre un posible trabajo, el rubio pensaba aquello. Supiró profundo ya que él estaba acostumbrado a ese tipo de vida pero su amigo no.

Aquello también podía percibirlo, no hacía falta ser un genio para darse cuenta de ello. Mitsuki se había vuelto alguien muy importante para él, lo necesitaba si deseaba seguir en ese reino y cumplir con aquello que había ido a hacer. Por eso deseaba ayudarlo ya que él se mostraba muy atento con su persona.

Pero no se le ocurría nada, salvo fascilitarle el dinero. Por eso había vuelto a usar esa odiosa técnica sexy que el anciano pervertido le había enseñado tiempo atrás.

Pero esa tarde en particular el frío calaba los huesos al punto de sentir que se le congelaban hasta las ideas a Boruto cuando lo vió pasar.

Un hermoso carruaje que por lo fino y elegante el rubio dedujo que se trataba de alguien de la realeza. A unos cuántos metros de distancia se detuvo y la puerta se abrió.

Quien descendió del interior era un jóven de su misma edad que negros cabellos, blanca piel lozana y verde mirada. Aquel jóven vestía elegantes pantalones negros, zapatos al tono y un tapado negro que lo envolvía al completo.

Boruto perdió el aliento al verlo ya que nunca antes había visto a alguien tan hermoso. Tan así que su mente se bloqueó quedando en blanco total. Sin pensar en nada más que en ese moreno, se fue acercando a él pero cuando sus miradas se cruzaron algo lo detuvo.

Ambos se sostuvieron la mirada, Boruto pudo notar cierta tristeza en aquel que al parecer lo tenía todo. Pero la repentina voz del loco de Kawaki lo devolvió al presente.

-¡Detengan a ese mendigo! ¡Está a punto de atacar al príncipe!
- ¿Qué denonios acaba de decir ese loco? - dijo Boruto sorprendido pero al ver a los guardias acercandosele peligrosamente frunció el ceño y volvió a mirar al príncipe - No quiero hacerte daño - estaba lo suficientemente cerca como para que lo escuche -Perdón si te asusté.

AYÚDAME  (ShinBoru) (SasuNaru) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora