21. Mike & Lana

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*Al día siguiente

No podía parar de llorar, veía su cuerpo en el ataúd, su madre lloraba desconsolada en los brazos de su marido.

Miraba a toda la gente que estaba presente en el funeral, en ese momento veo a un chico, traía un traje negro y corbata roja, me llamó la atención, se me hacía conocido.

Después de varias horas de que todos sus familiares dijeran unas palabras, un chico me tocó el hombro, volteo y veo al chico del traje negro y corbata roja.

-Lucía, verdad?

Acentí con la cabeza.

-Lo siento -me abrazó.

-No me lo tomes a mal pero, quién eres tú? -dije limpiandome el delineador negro que se corría de mis ojos.

-Me llamo Rubén.

Lo miré detenidamente, y en ese instante recordé el sueño que había tenido ayer antes de la muerte de Billie, era el chico de mi sueño!, el que me advertía algo sobre que no confiara en todos, era el, sólo que en el sueño su traje era gris y su corbata café.

-Qué mal que nunca podrán saber quién lo mató realmente. -dijo observando el ataúd.

-La policía sigue investigando, se que encontrarán al puto asesino y lo mataran, y si no lo hacen, lo hare yo. -dije enojada

-La policía nunca lo encontrará, tal vez tu sí, pero dudo mucho que puedas matarlo.

-Por qué? -dije alzando una ceja.

-Porque el asesino es otra voz anónima.

-Qué?

Rubén salió caminando a gran velocidad entre la multitud, lo seguí pero perdí su rastro, había desaparecido, obviamente el era otro de esos fantasmas o voces anónimas como el se hizo llamar.

Me quedé hasta el final del funeral, estaba anocheciendo, me fui caminando hasta mi casa, Mike y Lana aparecieron en un instante y me acompañaron hasta mi casa.

-Lo siento, Lucía, sé lo mucho que te duele, creeme, ya lo viví con Lana. -dijo Mike mientras miraba a Lana.

-Con Lana?

-Sí, linda, antes de morir, Mike y yo éramos esposos.

No entendía, Mike era un señor como de cuarenta, como podía ser pareja de Lana que tenía una apariencia de una chica de veinte años.

-Mira, Lucía, Lana murió a los veintidós, yo tenía veinticinco, me quedé viudo, hice de mi vida una lucha constante contra la depresión y la felicidad, yo quería morirme en ese instante, pero no lo hice, suicidarme iba a ser muy cobarde de mi parte, duré con vida hasta mis cuarenta años, morí de un infarto, Lana se quedó en el cuerpo de la chica de veintidós años y yo en el cuerpo de cuarenta.

-Pero eso no impide que yo lo siga amando. -dijo Lana mientras lo besaba.

Sentía un poco de felicidad al saber que por lo menos alguien era feliz, se miraban felices y siendo fantasmas nada los podía separar.

Íbamos caminando cuando recordé al chico del velorio, Mike era un fantasma y el chico también, así que pensé que tal vez Mike me podía decir más cosas sobre rubén, así que le pregunté.

-Mike...

-Sí, Lu.

-Tú conoces a un tal Rubén?...

Voces AnónimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora