-Lucía... ayúdame! me están matando.
Estaba en un bosque oscuro, casi no podía ver nada, alguien me estaba hablando, pero no lo podía ver.
-Ayúdame, Lucia! rápido! antes de que me quite el brazo! corre!.
-Qué? Quién eres!? Dónde estas!? -dije asustada.
-AYÚDAME! -gritó.
Extrañamente tenía ganas de llorar, mis ojos se empaparon de lágrimas y mi delineador se corría.
-Quién eres!!?- gritaba con lágrimas en los ojos.
-Tú me mataste...
-Qué?
-Tú me mataste, Lucía... TÚ ERES LA ÚNICA CULPABLE DE MI MUERTE!.
-NO! -grite furiosa y con impotencia por no poder saber que era lo que me gritaba.
Corrí por el bosque oscuro, no sabía hacia donde me dirigía, sólo corría mientras lloraba y me tapaba los oídos, porque esa voz me seguía susurrando que lo había matado, era como si me siguiera, sentía su presencia a lado de mi hombro.
-NO!, PARA YA! -dije con impotencia.
Desperté, había tenido una pesadilla, estaba agitada, tenía los ojos húmedos, me senté a un costado de la cama y pensé en voz alta.
-Qué fue eso? -estaba muy confundida
-Tuviste una pesadilla, cariño. -mencionó alguien detrás mio.
-Qué?
Volteo hacia atrás y no había nadie, entré en pánico, había escuchado una voz clara que me dijo algo, me estaré volviendo loca?, pensé.
Me levanté de mi cama e inspeccioné toda mi habitación, por si alguien podría estar aquí, pero no había nadie, estaba sola en mi habitación.
Bajé corriendo las escaleras, todo estaba oscuro, mire el reloj de la cocina, eran las tres de la madrugada, no entendía nada, pensaba que ya era de día, había notado mi cortina alumbrada por los rayos del sol, como es que apenas son las tres de la madrugada?.
Tomé un vaso con agua y me dispuse a volver a la cama a dormir, tal vez en la mañana todo esto se me olvide.
Cuando puse mi pie en el primero escalón escucho que alguien toca la puerta.
-Quién será a ésta hora? -me dije a mi misma.
Empezaron a tocar aún más fuerte, tenía miedo, no me podía imaginar quién podría ser a estas horas.
-Ni se te ocurra abrirle. -mencionó alguien.
-Qué? -dije volteando a todos lados.
Solté el vaso de vidrio en seco. Se escuchó el sonido del vidrio romperse.
Escuche esa voz de nuevo, mis manos temblaban, mi corazón latía muy rápido, algo me había hablado de nuevo, era la misma voz de la habitación.
Salí corriendo a mi habitación, salté a mi cama y cerré los ojos, tratando de no pensar en lo que había pasado, cerraba los ojos con fuerza, hasta que pasaron varios minutos y me dormí...
ESTÁS LEYENDO
Voces Anónimas
Misterio / Suspenso¿Cuántas Voces Anónimas puedes ver? LIBRO 1 [SIN EDITAR]