Los ocho mejores y más buscados criminales fueron convocados a una prueba ¿La recompensa? Más dinero del que necesitaran jamás en sus vidas.
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- Hasta donde yo sé, solo se conocen dos cosas sobre ella.
- ¿Ah, si? ¿Y cuá...
Después de esa sola palabra, todos se habían quedado en silencio, mirando como la pelota subía y bajaba en el aire y volvía a caer en sus manos pálidas.
Confirmación...
El nombre tardó exactamente tres segundos en hacer peso sobre la mente maestra de King, y entonces tuvo el sentido común de no guardar su arma.
— Confirmación. - dijo haciendo una exagerada reverencia.
Ella rodó los ojos sin moverse de su posición, lanzó la pelota justo contra Edric. Este la detuvo con la raqueta de pura suerte.
— ¿Confirmación? - habló Luz —. Qué extraño apodo ¿Cómo te dicen tus amigos? ¿Confi? - intentó aligerar el ambiente con uno de sus chistes malos.
— Mis amigos no hablan. - respondió ella sin moverse de su lugar.
— Yo soy...
— Espero que todos tengan la sensatez de no darle información personal a la más grande asesina fugitiva del mundo, señoritas. - una voz interrumpió a Lucía, una mujer de espesa cabellera grisácea, con un vestido azul oscuro que se ajustaba muy bien a su cuerpo resaltando sus finas curvas, entró a la sala con una sonrisa de comercial y tres hombres armados detrás.
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Los ocho se voltearon a mirarla sin muchas ganas, después de todo, para ellos solo era una mujer jodidamente sexy de traje elegante con tres simios detrás.
— Soy Edalyn Clawthorne, pero pueden decirme Eda o Dama Búho. - la mujer sonrió coquetamente —. Se preguntarán porque están aquí...
— Dinero. - respondieron Jerbo, Willow y Boscha. Eda los miró irritada.
— Los traje para una competencia.
— Esa parte está clara. - dijo Boscha.
— Quien gane, se lleva doce millones...
— Como si eso fuera mucho. - murmuró Skara.
— De billones de dólares. - finalizó la Dama Búho.
— Y. ¿Exactamente de qué va esta competencia? - habló King.
— Ustedes tienen que entrar a la Casa Blanca.
Todos se quedaron en silencio, meditando la locura que esa mujer acaba de proponerles.
— Bueno, si me disculpan, yo dejé la leche en el fuego así que... - Willow comenzó a levantarse, King y los tres gorilas la apuntaron.
