28. Jer al rescate

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Edric se encontraba golpeado, mojado y desesperado. Se podría decir que estaba desahuciado; no tenía nada, ni siquiera una mínima posibilidad de salir.

Estaba en la celda de la comisaría local, esperando a que las autoridades nacionales vinieran por él y lo llevarán directamente a una cárcel de máxima seguridad, por todos sus delitos cometidos.

"Tienes derecho a guardar silencio" fue lo único que se dignaron a decirle antes de aventarlo dentro de la pequeña habitación de concreto.

¿Que maldito derecho tenía el? Estaba en terreno enemigo, literalmente. Que insulte o no a la policía no iba devolverle su libertad.

Suspiró frustrado y se encorvó en el banco de concreto que había en su celda, estaba más que muerto.

— ¡Maldita hija de perra! ¡Arpía manipuladora!. - gritó en un arranque de cólera. Golpeó la superficie más cercana, que resultó ser un barrote de metal —. ¡¿Cómo pude ser tan estúpido?!

Llevaba alrededor de tres horas metido en esa celda, si no se equivocaba habia una hora de viaje entre la ciudad y el hotel, el cual gracias a Adelfa quedó reducido en cenizas.

Todo ese material costoso... Perdido. - Se lamentó.

Hacía cuatro horas que lo habían atrapado, tal vez cinco si contaba todo el papeleo y tramitado. Estaba tan jodido.

Tal vez era mejor lastimarse e intentar escapar del hospital. O simplemente morirse.

No, no, primero me voy a vengar, voy a quemar viva a esa bruja traidora.

Se imaginó así mismo cerrando sus manos alrededor de su garganta y estrangulandola lentamente.

Y entonces, lo recordó.

— Si claro, ni que fueras la Confirmación.

— Pero soy el único que la vió antes ¿No cuenta?

— Bueno, si… El punto es que se te está pasando algo.

— Te apuesto lo que sea a que no.

— ¿Lo que sea?. - preguntó él entrecerrando los ojos.

— Te apuesto lo que sea a que conoceré todas las parejas que se armarán para el final de la misión.

— ¿Todas?

— Todas.

— Está bien, apostemos la recompensa. - Jerbo sonrió, Edric dudó un momento.

— ¿Los billones de millones?. - preguntó en un susurro.

— Su tú ganas, y yo me llevo el dinero, debo dártelo, y viceversa. - siguió el rubio —. ¿Tu que dices?

— ¿Solo por descubrir las parejas?

— Es lo que yo llamo dinero fácil. - rió.

— ¿Sabes que? Hagámoslo, de todas maneras voy a ganar. Para el primero de diciembre, te diré todas las parejas.

— Acabas de perder tanto dinero…

— Diría lo mismo por tí, Jer.

¡Edric había olvidado por completo esa apuesta! Era su última oportunidad de ganar el dinero, se puso a pensar como un rayo.

— ¡Oigan! ¡Ahí! - gritó golpeando los barrotes.- ¡¿Hoy es primero de Diciembre?!

— ¡Si! - oyó una voz en respuesta, probablemente de algún drogadicto detenido o un policía con pocos escrúpulos.

Al Diablo Con El Plan || TOH AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora