7. Cervezas y códigos encriptados

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— Este algoritmo me está dando dolor de cabeza. - se quejó Jerbo apretando descontroladamente la tecla 'Shift' —. Joder, solo acepten la contraseña.

— ¿Probaste con los códigos encriptados?

— ¿Eso? Bah, es un juego de niños, puedo hacerlo con los ojos cerrados. - lo descartó —. Es el maldito sistema de cámaras, está aislado.

— ¿No tiene periféricos?

— Las cámaras van con cable al parecer, y todo el circuito está conectado al servidor. - explicó —. Si tan solo pudiera colgarme de el…

— Espera, tengo un archivo de decodificación automático. - Edric le pasó una memoria USB que se sacó de los bolsillos —. Ten cuidado, las carpetas de la A a la S llevan virus troyano.

— ¿Cual abro entonces?

— Esa que dice 009qrs. - murmuró apuntando la pantalla.

— Esto es un link de Google.

— Tu hazme caso, clickeale. - insistió el peliverde.

— Este portátil vale más de lo que tu puedes ganar meneando el trasero…

— ¡Confía en mí!

— Si llegas a arruinar siquiera un archivo, te mato. - lo apuntó dándole clic al link.

La pantalla de carga del navegador apareció en seguida, y ahí se quedó colgada sin hacer nada.

— Sabes… Ahora que lo pienso tal vez era la carpeta 008qrs… - murmuró Edric.

— Estás. Tan. Muerto. - amenazó serio Jerbo, sin embargo la máquina reaccionó y comenzó a soltar una serie de códigos que a simple vista parecían incomprensibles —. Espera ¡Si es! Mira, son variables…

— Ahí tienes, en cinco minutos tendrás la contraseña. - el mayor soltó todo el aire que estaba reteniendo  —. ¿Quieres una cerveza?

— No bebo. - sonrío J, Ed frunció el ceño —. Es broma ¿Que esperas?

— ¡Así se habla cariño!. - sonrió, Jerbo rió, ni que se fueran de fiesta —. ¡Dos cervezas por favor!

Al poco tiempo tenían la mesa llena de botellas, los dos eran extremadamente tolerantes al alcohol.

— Oye, mira ya está tu programa pirata. - el castaño dejo su botella de lado y se volvió a centrar en el portátil.

— ¡No le digas así!. - se quejó, también dejando su botella de lado —. ¿Funciona?

— ¡Si!. - los dos se pusieron a festejar —. ¡Está vivo!

— ¡Muajajaha!. - Edric imitó una risa macabra, Jerbo lo miró en silencio —. ¿Fue mucho?

— Si. - dijo comenzando a reír —. Dejemos esto hasta aquí, no queremos a la policía encima desde el principio.

— Además, ya son las cuatro. - concordó —. ¡La cuenta!. - gritó para tener la atención del personal del restaurante.

Mientras tanto, Lucia había terminado de negociar el precio de los planos de la Casa Blanca, y se encontraba hablando por teléfono con un informante.

— ¿Que no puedes? ¡Pero si yo te pago imbécil!. - le gritó enojada —. ¿Sabes qué? No hay más que hacer, si, cuida tu puta espalda y saludos a la familia.

Cortó con rabia, nadie quería meterse con el presidente. ¿Acaso tendría que admitir su derrota y dejar que Confirmación hiciera el trabajo? Jamás.

Al Diablo Con El Plan || TOH AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora