Track 1: Crossing Mirrors

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Crossing Mirrors fue el primer éxito de la banda y el más inesperado.

En términos técnicos, la canción no destaca demasiado; una apertura intensa, un solo de guitarra melódico y breve y los vocales que uno esperaría en una canción como ésta. Nada desdeñable, pero tampoco nada rompedor.

Lo que realmente la distingue de otros temas de rock de la época es la letra; Crossing Mirrors le habla al yo que nos devuelve la mirada al otro lado del espejo, en una peculiar introspección que fantasea con la posibilidad de ser observado por nuestro reflejo e incluso de conversar con él. Es un contenido demasiado melancólico para una canción folk y demasiado metafórico para lo que se esperaba del rock de aquella época, y aun así, funciona. Crossing Mirrors es un pistoletazo de salida perfecto y no cabe duda de que darle su nombre a la banda fue un acierto; la banda ignoró alegremente todo lo que se esperaba de un grupo como ellos, rompió todas las normas y experimentó con corrientes musicales opuestas, y aun así se construyó un hueco en el rock and roll que llevará su nombre para siempre.

El mundo conoció a Crossing Mirrors en 1974; Harry, el jovencísimo y carismático guitarrista y vocalista con cara de niño y voz de hombre; Niall, el divertido teclista que defendía coros y apoyos vocales con una humildad y unos frutos sorprendentes; Liam, el batería que sostenía sin despeinarse bases y solos arrolladores, y Zayn, el callado y brillante bajista que elevó al cielo las bases rítmicas que acabarían construyendo el esqueleto melódico de la banda.

La banda nació como un hobbie compartido por cuatro amigos adolescentes del sur de Inglaterra que persistieron y practicaron sin descanso hasta el agotamiento y que comenzaron con modestos bolos en salas y eventos locales hasta que fueron descubiertos por Frank Hill, representante y cazatalentos del sello discográfico Herald Entertainment, que acabaría siendo absorbida por el gran conglomerado americano Stallion Records. Hill los introdujo en la industria discográfica y acabaría convirtiéndose en el representante de Crossing Mirrors.

NIALL. —Bueno, Harry cantaba desde el instituto. Nada de esto era nuevo para él. Y Zayn tocaba desde muy pequeño. Liam y yo estábamos más verdes.

LIAM. —Empezamos haciendo ruido en el garaje del padre de Harry. No creo que lo que hacíamos se pudiera describir de otra forma (ríe).

HARRY. —Lo pasábamos bien. Éramos cuatro adolescentes idiotas aporreando instrumentos en un garaje a 38 grados en verano. Mis vecinos nos odiaban a muerte.

NIALL. —Poco a poco, aquello empezó a sonar parecido a música. Empezamos a arreglar canciones de nuestros grupos favoritos e incluso a componer temas nuevos. La mayoría, para serte sincero, eran copias descaradas. Pero fuimos avanzando y mejoramos; los vecinos de Harry no sólo dejaron de quejarse, sino que empezaron a venir a oírnos. Incluso nos dejaron tocar en la fiesta de fin de curso, en el instituto. Me pareció la oportunidad de nuestras vidas.

LIAM. —Nos montaron un escenario y Harry dijo que necesitábamos un nombre si íbamos a actuar delante de todos. Nos decidimos por el título de la primera canción que habíamos escrito nosotros solos: Crossing Mirrors.

HARRY: —No tengo ni idea de qué significa. Siempre me lo preguntaron y siempre respondí lo mismo (ríe). Es triste, pero es cierto.

LIAM. —Cuando acabamos el instituto, sabíamos que ninguno de los cuatro se quería ir a la universidad. Más importante, sabíamos que los cuatro queríamos seguir haciendo música. Así que nos buscamos trabajos de mierda durante el día para ir tirando y exprimimos al máximo nuestro tiempo libre para tocar los fines de semana y alguna noche. Harry empezó a moverse y a preguntar aquí y allá dónde necesitaban una banda. A mí me pareció un poco patético al principio, pero funcionó.

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